Veintitrés carreras después, Christian Horner puede presumir que contratar a Sergio Pérez fue el mejor movimiento que pudo hacer para Red Bull, ya que, sin el mexicano, Max Verstappen no habría podido conseguir el Campeonato Mundial de Pilotos de la Fórmula 1.
Innumerables maniobras en calificación y carrera, con el traje de héroe escondido debajo del overol de obrero hicieron de Checo Pérez un valioso elemento que fue, a la postre, una de las diferencias que marcaron el destino de la competencia, sobre todo en el último Gran Premio del año en Abu Dhabi.
"Checo es una leyenda", así lo describió Max Verstappen en el radio a bordo, cuando el jalisciense contuvo durante más de una vuelta a Lewis Hamilton, cuando el inglés ya se escapaba para ganar tranquilamente el GP.
Ese giro 21 fue clave, ya que fueron 7.7 segundos que Verstappen pudo recortar mientras el siete veces campeón sufría para dejar atrás a Pérez.
El auto 11 de Red Bull fue, después del 33 obviamente, la peor pesadilla de Hamilton durante el año. Así como en Azerbaiyán, Turquía y Sao Paulo, Checo Pérez opuso real y férrea resistencia al inglés en Abu Dhabi con maniobras que pueden ilustrar el libro del manejo defensivo en la F1.
Una verdadera master class de cómo se contiene a un grande, limpio pero duro, leal pero al límite, con manos calientes y cabeza fría. Esos segundos ayudaron a que más adelante, al entrar el SC, la diferencia entre Verstappen y Hamilton no fuera tan grande y pudiera estar detrás de él en la rearrancada.