Sólo Dios puede juzgar a AMLO
Felipe León López
Para nadie es un secreto que Andrés Manuel López Obrador, como líder político opositor y más como presidente de la República, enriquece su discurso político de una pontificadora cristiandad. En menos de un mes, por ejemplo, sus funcionarios han hecho que pasemos de los “tiempos perfectos del Señor” a los “tiempos de Dios” y en este marco de mensajes encriptados cual “Código AMLO”, se abrió un frente de desgaste más para la autollamada “Cuarta Transformación”: la relación con las iglesias, la cual, si bien les ha extendido el llamado a dialogar, tiene heridas abiertas y ha abierto el activismo clerical y de otras feligresías apenas comienza a sentirse.
Al hacerle frente a la Iglesia católica, a raíz del asesinato de dos jesuitas, y a enfrentar a la comunidad judía en un ataque innecesario a un publicista madracista que crítica su liderazgo, más allá de la justificada o legítima defensa del presidente de la República, parece decirnos: “Sólo me hincó ante Dios” o “sólo Dios puede juzgarme”, pues es quizá desde el ámbito de lo teológico como se deba entender al presidente mexicano y no desde las filosofías o teorías políticas.
Desde este ámbito teológico es que podemos entender todas las mañaneras y por qué su empecinamiento en no corregir ni admitir errores. “Sólo le respondo a Dios” es una expresión que viene el libro Corintios de la Biblia cristiana, el cual reza así: “Mi conciencia está limpia, pero eso no me hace inocente. Es el Señor quien me juzga” (…) “Me importa muy poco si soy juzgado por ti o por cualquier tribunal humano; de hecho, ni siquiera me juzgo a mí mismo”. Y concluye: “Mi conciencia está limpia, pero eso no me hace inocente. Es el Señor quien me juzga”.
Con la fuerza de esta teología, es como el presidente de México más como pontífice que como estadista inspirado en Juárez está enfrentando a las iglesias, ese sector que parecía estar adormecido y muy tranquilos, pero que, sin embargo, se han estado moviendo. Y se está moviendo justo cuando llega César Yáñez a la subsecretaría encargada de atender todo el diálogo con los ministros de culto del país.
Quizá AMLO tenga cierta razón en los reclamos que ha hecho a los prelados católicos, pero no toda. En México, la élite política y empresarial, conocidos como promotores de la teología de la opulencia, el otrora llamado “club de Roma” encabezados por los prelados Norberto Rivera, Onésimo Cepeda y Juan Sandoval Íñiguez, ese grupo de curas cobijados por el otrora poderoso secretario de Estado del Vaticano, Angelo Solano y por el papa Juan Pablo II, que negociaron la reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público con Carlos Salinas y que fueron ampliamente bendecidos por el gobierno de Vicente Fox (por ejemplo, cuando Carlos Abascal, descendiente del sinarquismo, quitó la imagen de Benito Juárez en la sala de juntas de Gobernación y colocó un crucifijo), prácticamente desde la llegada de Jorge Bergolio, el Papa Francisco, están fuera de toda negociación y diálogo no sólo en México sino en el mundo, a pesar que el cardenal Rivera Carrera es amigo de López Obrador.
Al igual que en México, en el mundo esta teología de la opulencia, de élites de la iglesia pegados al poder político y empresarial, provocaron pérdidas de feligreses. Año con año se convierten a otras religiones y cultos, dejando pueblos enteros bajo el manto protector de evangélicos y paracristianos, como la iglesia político-religiosa Luz del Mundo.
En la última década, nuestra población ha pasado de 80 a 70 por ciento que se reconocían como practicantes de una religión. De estos practicantes, el país pasó de tener cerca del 90 por ciento de población católica en la década de 1980 a 77 por ciento en la actualidad, de acuerdo con la última encuesta de INEGI. Es decir, el decrecimiento de católicos es de 10 por ciento por década. Y bueno, habrá de apuntar que los agnósticos y los que se dicen ateos también han ido en aumento.
Curiosamente, entre más disminuye la confianza en las religiones, la moral religiosa, el conservadurismo, la educación teológica y el activismo político de las iglesias en México es más abierto.
Los curas católicos de la “teología de la opulencia”, esos resabios que siguen aliados a grupos ultraconservadores como el Frente Nacional AntiAMLO; otros, quizá los más jóvenes, a la doctrina pastoral socialcristiana del Papa Francisco, “el Papa Negro”, la más cercana a los pobres. Grupos evangélicos tienen en el Partido Encuentro Solidario, el PES, trabajo netamente electoral.
Los jesuitas desde siempre han tenido un papel activo en la educación privada, pero sobre todo, en el cristianismo social, cuya labor pastoral ha logrado más cambios mentales y culturales entre los pobres que cualquier discurso guerrillero marxista, leninista, trotskista o maoísta, pues además de trabajo en comunidades alejadas e indígenas, han instalado muchas radios comunitaria que han servido de enlace, sin contar con su presencia y patrocinio a organismos de información y comunicación alternativa desde hace muchas décadas.
Por eso, AMLO se equivoca al pelearse con los jesuitas.
La comunidad judía tiene sus bases divididas, pues saben que una integrante de ella, Claudia Sheinbaum, está en la primera fila del consentimiento presidencial y por eso hay más apoyos judíos a la 4T que rechazos, resistiendo los embates antisemitas que increíblemente tienen muchos cuadros en el morenismo social e intelectual. Ni qué decir del caso Naason Joaquín García, “el hermano Joaquín”, líder de la Luz del Mundo, iglesia vinculada al PVEM y a Morena como antes al PRD y al PRI, que ha dejado mal parado a Martí Batres y a Gerardo Fernández Noroña.
El contenido de los libros de texto gratuitos, la educación pública, el aborto y la unión de parejas del mismo sexo son temas que quieren pasar por la moral religiosa antes que la razón de Estado. Y hoy, el tema de la seguridad tiene abiertos los mensajes de los obispos y la comunidad judía para exigirle al gobierno de la República un cambio de estrategia.
Los tiempos han cambiado. La realidad del país es muy distinta a las épocas de gloria de las relaciones de la clase política con los prelados católicos o los líderes de la comunidad judía, pues ya no son los únicos interlocutores en este país también plural en lo religioso. Sin embargo, la religión y la política van caminando hacia un escenario que no queríamos imaginar en los tiempos del pontificador Andrés Manuel. Por ello, en este momento, nuestra proclama como ciudadanos debe ser… Más Benito Juárez, menos Plutarco Elías Calles y mucho menos un gobierno teológico que ni los sinarquistas creyeron construir. Es decir, Andrés Manuel tiene la obligación de refrendar la laicidad o la secularidad del Estado frente a las iglesias y respetar el espíritu de la libertad de culto y, por supuesto, de pensamiento. Además, #noesdedios creerse Dios.
CORCHOLATERO:
Claudia y el reclutamiento de Amador Rodríguez Lozano. Quizá haya sido Óscar Moreno Corzo o Antonio Santos, ambos ex funcionarios de gobiernos de Chiapas, donde Amador fue coordinador del gabinete de seguridad y política y ex fiscal con Juan Sabines, además de operador político de Pablo Salazar Mendiguchía y de Javier Bonilla. Quizá Sheinbaum deba profundizar en la trayectoria y los vínculos políticos de Amador, desde su incursión como senador salinista y luego disidente en el otrora y primer Grupo Galileo de senadores del PRI, conformado por Francisco Dávila, Eloy Cantú, Guillermo Hopkins, Pablo Salazar, José Luis Soberanes, Melchor de los Santos, Alberto Santos, Germán Sierra, Alicia López, Hector Murguía, José Toraya, Eugenio Ruiz Orozco, José Luis Medina y Humberto Mayans Canabal, cuñado y cercano de Adán Augusto López Hernández.
En el EDOMEX y en Coahuila todo puede pasar por la equidad de género morenista que tiene en vilo la candidatura de Delfina. Y aunque Higinio Martínez ya se autodescartó, en la misma semana en el oriente de la entidad, donde el líder del Grupo Texcoco tiene sus reales, han aparecido pintas a favor de la priista Alejandra del Moral. ¿Casualidad? Cuentan que en una reunión del sábado en San Martin de las Pirámides un grupo Andrés Aguirre de Chicoloapan y otros municipios la región quieren que sea Alejandra del Moral la candidata a la gubernatura y… bueno, la moneda sigue en el aire.
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