logo
header-add

Spanking: todo lo que necesitas saber

por Redacción
23-10-2021

Comparte en

El gusto por dar o recibir azotes en un contexto erótico, eso es el ‘spanking’, y su origen es fácilmente rastreable a lo largo de la historia. Lo vemos, por ejemplo, en una pintura etrusca fechada en torno al 490 a. C. y ubicada en Tarquinia (Italia), la llamada ‘Tumba de las flagelaciones’ presenta a dos hombres azotando a una mujer en las nalgas con fines sexuales. Los antiguos romanos otorgaban a esta práctica poderes casi mágicos y en las Lupercales, los hombres corrían flagelando a todo el que se encontraran con látigos de cuero para incrementar la fertilidad de las mujeres y la virilidad de los hombres. De hecho, en ‘El Satiricón’ de Petronio, la sacerdotisa aconseja tratar la impotencia de Encolpio a base de azotes con ramas de ortiga (te va a picar mucho, no te lo recomendamos).

Según un estudio realizado por una conocida marca de juguetes sexuales, el 70% de las mujeres y el 64% de los hombres se excitan más cuando en el acto sexual se incluyen azotes. Incluso hay expertos, como Carol Queen, autora de 'Exhibitionism for the shy', que sostienen que un azote en las nalgas podría estimular las terminaciones nerviosas de la vagina. Pero ¿Cómo hay que hacerlo?

Siempre en las nalgas, sin subir hacia los riñones. También se pueden dar, aunque más ligeramente, en la parte superior de los muslos. Hay que controlar el ritmo y la intensidad. Primero suave, prestando atención a la respuesta de la otra persona, a cómo reacciona su cuerpo, para luego incrementar la presión hasta el punto justo.

No se trata de una práctica peligrosa pero aun así, si es la primera vez que lo hacéis juntos, conviene determinar con antelación hasta dónde estáis dispuestos a llegar, siempre dejando lugar para cierta espontaneidad. Los azotes pueden formar parte del juego previo o se pueden dar en mitad de la relación sexual, todo es cuestión de gustos. Y sí, hay posturas que facilitan el spanking: recostada (o recostado, aquí no hay género) sobre sus rodillas, en la postura del perrito o, durante la penetración, a horcajadas sobre tu pareja.

Utiliza accesorios eróticos

Hay quien prefiere una mano firme y quien busca otro tacto, otra firmeza u otra intensidad. Y para eso están los azotadores eróticos, accesorios para diversificar el juego, para probar, para volverlo más refinado o más potente. Porque no es lo mismo azotar con la mano que con un látigo, una fusta o una pala, cada experiencia es diferente.

Látigos

De cuero, de caucho, de cuero vegano sintético, cortos o largos, con mango de metal, de madera, de vidrio, hay muchos tipos de látigos sexuales, solo tienes que escoger el que mejor se adapte a tus necesidades, ese que se convierta en una extensión de tu mano.

Fustas BDSM

Firmes y flexibles, elaboradas en charol o cuero sintético, con diferentes formas en sus extremos y un tacto muy suave, las fustas bdsm son uno de los azotadores sexuales más sofisticados que existen.

Palas BDSM

Cuenta la leyenda que el actor Jack Nicholson se armaba con una pala de ping-pong cuando quería azotar hasta el orgasmo a sus amantes. Pero lo cierto es que no hace falta que tires de tu equipo deportivo, hay palas específicamente diseñadas para el spanking más placentero.