José Luis Camacho Acevedo.
La conseja entre los políticos mexicanos es que la sucesión presidencial inicia desde el primer día en que asume el poder el nuevo Tlatoani.
Pero las experiencias recientes, y varias de las no tan recientes, enseñan que en realidad la sucesión presidencial en México comienza al despuntar el segundo trienio del gobierno en turno.
Un segundo trienio que no dura tres años paradójicamente.
Serán cuando mucho dos años y no tres los que se siga teniendo bajo la égida del gobernante en funciones.
Para el presente caso, al designar al sucesor, el poder se empezará a compartir.
Por ello al despuntar el otoño del próximo año 2023, el Tlatoani iniciaría la transición y cederá parte de su poder al elegido.
Así, como marcan las reglas no escritas de la sucesión presidencial, el Tlatoani en turno deja mucho de su poder en el momento en que él mismo destape a quien será su sucesor.
O si se prevé una alternancia, algo que no está descartado de manera tajante, la trasmutación del imperio opera antes, en el momento en que los partidos que sigan con vida en el espectro mexicano, designen a quienes serán los competidores del que resulte escogido por el Tlatoani como su relevo en la autoridad que detenta.
Por ello al principio de éste 2022, la sucesión presidencial entra en su etapa de alta competencia y no habrá poder humano que detenga a los aspirantes a suceder al poderoso en turno.
No hubo en los tres primeros años del mandato de López Obrador un adelantado de las características que en su momento tuvo Mario Moya Palencia. Un personaje considerado el favorito de Luis Echeverría. No resultó el acelere. Y finalmente las palabras mayores recayeron en José López Portillo.
Morena tiene tres punteros indiscutibles. Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Claudia Sheinbaum, a quien por cierto pese a todos los esfuerzos de la pareja presidencial, no han logrado sacarla de alta mar.
A estos adelantados se les ha sumado, con harta discreción, el nuevo secretario de Gobernación Adán Augusto López.
Son emergentes de primera línea Esteban Moctezuma Barragán y Juan Ramón de la Fuente.
Los casos de Rocío Nahle García y Tatiana Clouthier serían tomados en cuenta ante una verdadera emergencia si ocurriera una eventual pérdida de la conducción política del gobierno.
La oportunidad del PAN, PRD y PRI, aliados circunstancialmente a Movimiento Ciudadano, para convertirse en una oposición real, dependerá en gran del comportamiento de AMLO y de su sensibilidad para aprovechar esa circunstancia.
Inesperadamente las encuestas dan como candidatos opositores que ofrecerían considerable competencia a Morena, al PAN con Ricardo Anaya y a Movimiento Ciudadano con Luis Donaldo Colosio Riojas.
El PRI está prácticamente desaparecido. Sus “gallos” serían Alejandro Moreno (uff), Enrique de la Madrid, Alfredo del Mazo y Alejandro Murat (un consentido de AMLO).
Una alianza verdadera entre PAN, PRD y PRI, tal vez con la suma de Movimiento Ciudadano, tendría el verdadero aroma de una posible alternancia.
Por ahora, con esos nombres inicia el proceso de la sucesión presidencial que pudiera resolverse a finales del próximo año.
¡Bienvenido a la realidad ciudadano López Obrador¡
EN TIEMPO REAL.
1.- Cuitláhuac García había tenido la virtud de pasar como un gobernador intrascendente. Poco se hablaba del veracruzano hasta que se empezaron a ventilar sus atrocidades con el caso del encarcelamiento (una venganza política sin duda) de José Manuel del Río Virgen. Ahora Cuitláhuac está en el ojo de un huracán del que difícilmente podrá salir bien librado.
2.- Poco les duró el gusto a los aduladores de López Obrador que, en la ciudad símbolo del priísmo, Atlacomulco, erigieron una estatua de López Obrador. El primero del año la efigie del político de Macuspana había sido derribada y yacía con la cabeza y las piernas hechas pedazos como si fueran restos de una víctima del crimen organizado. ¡Qué ocurrencias de los chairos!
3.- En Oaxaca se está calentando la designación de quien sería el candidato aliancista que enfrentara al cuestionado Salomón Jara de Morena. Al parecer PRD y PAN siguen impulsando al reconocido político Paco Villarreal como la mejor carta para poder ganar una entidad que al parecer el gobernador priísta Alejandro Moreno, cuidando su futuro como integrante del gobierno de AMLO, quiere entregar en bandeja de plata a MORENA.