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Tamaulipas Y el precio de oponerse al gobierno en el poder.

por Manuel Díaz
24-06-2021

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Uno de los puntos más importantes de la propuesta de transformación que AMLO representa, tiene que ver con el regreso a un gobierno central con un presidente todo poderoso al que los estados de la República le tienen que pedir y suplicar apoyos en materia económica, de servicios y seguridad.

Y, el estado que se convertirá en el mejor ejemplo de la relación entre la federación y un gobierno local de oposición es Tamaulipas.

En días pasados ocurrió un evento de los que AMLO dice que ya no hay en su gobierno, una terrible masacre en la ciudad de Reynosa que dejó al menos 15 civiles muertos ejemplifica el trato que otorga la Federación a los gobiernos locales incomodos.

La Fiscalía General del estado informó a través del Fiscal Irving Barrios Mojica que, entre las diversas líneas de investigación, cobra fuerza la hipótesis de la desestabilización social en el municipio de Reynosa por parte de las fracciones de “Cártel del Golfo” conocidos como “Ciclones” y “Escorpiones”.

Sin embargo, el compañero presidente se aferra a negar el fracaso de su política de seguridad y hace lo de siempre, desvirtuar la realidad para responsabilizar al gobierno local, al asegurar: ”Todo indica que no fue un enfrentamiento (entre cárteles), sino que fue un comando que disparó a gente que no estaba en plan de confrontación” y pidió que la FGR y la Guardia Nacional atraigan el caso.

Los trágicos eventos tuvieron lugar después de que el gobierno de la República retirara a los elementos de la Guardia Nacional que se habían apostado para cuidar las elecciones. En otras palabras, dejaron libre la plaza y el crimen organizado se “dio vuelo” en su lucha por controlar el territorio.

De acuerdo con información del portal Animal Político, la organización civil Comité de los Derechos Humanos de Nuevo Laredo, denunció que la policía estatal y federal tardaron entre 60 y 90 minutos en atender los llamados de auxilio de la ciudadanía. El dirigente de la organización, Raymundo Ramos, denunció que “hubo una evidente descoordinación entre las autoridades federales (Guardia Nacional) y las estatales para ver cuál iba a ser el primer respondiente ante los llamados de auxilio, lo cual generó mucha incertidumbre entre la población civil”.

La forma en que se desarrollaron los hechos y los tropiezos para dar respuesta, evidencian cómo el gobierno de AMLO busca presionar al gobernador de la entidad y dejarlo muy mal parado y todo por ser uno de los gobernadores que más firmemente ha mostrado su oposición a la actual administración Federal.


Un gobernador de oposición

Francisco García Cabeza de Vaca, de extracción panista, ha sido un firme opositor a diversas políticas que impone AMLO, junto con otros gobernadores ha promovido un nuevo pacto federal, una nueva política energética y ha solicitado un proyecto de coordinación en materia de seguridad, la posición del tamaulipeco ha molestado sobre manera al compañero presidente.

En agosto pasado, cuando AMLO visitó Tamaulipas, el gobernador le salió “respondón” y se atrevió a refutar los señalamientos expresados en su contra en las conferencias matutinas  del mandatario.

En su cara, García Cabeza de Vaca dijo que Tamaulipas estaba en el camino correcto, que los indicadores de seguridad mostraban resultados y que eran ejemplo nacional. Antes Tamaulipas se disputaba los primeros lugares en inseguridad y violencia a nivel nacional y ahora ocupa el lugar 25 de acuerdo con Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. También le comentó que Tamaulipas es el estado energético por excelencia y que en su administración se han invertido más de 5 mil 500 millones de dólares, que al mes de julio de 2020 habían generado más de 5 mil 450 nuevos empleos formales.

El gobernador también asumió una posición clara en el debate por un nuevo pacto federal y se atrevió a impulsarlo, igual que otros nueve gobernadores. Pero, el agravio más grande, fue que le tomó la palabra a AMLO y abrió el espacio para consultar a la población y conocer si estaban de acuerdo en romper con el pacto federal por la falta de reciprocidad del gobierno central principalmente por el tema presupuestal.

El 28 de diciembre pasado hubo un apagón que afectó a más de 10 millones de usuarios, como respuesta el director de la CFE, Manuel Bartlett, al puro estilo que lo caracteriza, falsificó un escrito en el que supuestamente Protección Civil del Estado aseguraba que la causa habría sido un incendio en unos pastizales.

El gobernador no dudó en desmentir a Bartlett e incluso dio a conocer la conversación que tuvo con el director de la CFE y aseguró que primero, “Protección Civil del estado no participó en ese supuesto incendio, se verificó con el C-4, con el Secretario Ejecutivo de Seguridad Pública del estado; segundo, no hubo tal llamada la 911 para denunciar el incendio y tercero, que el documento era falso”.


El precio de oponerse

El desenlace por enfrentarse al compañero presidente, no agachar la cabeza y convertirse en un líder de oposición, generó lo que todos ya sabemos, un ataque despiadado en contra del gobernador, buscando su desafuero.

¿Será que lo mismo pasará en Jalisco, donde “casualmente” las bandas del crimen organizado también van por la libre? ¿Qué pasará ahora en Chihuahua, cuando Corral, el aliado de AMLO ya no esté y entre en funciones la gobernadora panista que no está en la línea de AMLO?

¿Resurgirá el “señor de los cielos”? ¿Estarán pactando los opositores?