El Flow o Experiencia Óptima es un “estado en el que la persona se encuentra completamente absorta en una actividad para su propio placer y disfrute, durante la cual el tiempo vuela y las acciones, pensamientos y movimientos se suceden unas a otras sin pausa”.
Se trata de ese momento en el que no eres consciente del paso del tiempo porque estás tan inmerso en una tarea y la disfrutas tanto que no eres capaz de pensar en nada más. ¿Esto te pasa habitualmente? si es así, que sepas que esto es fenomenal y muy positivo.
El nombre de la teoría del flow (teoría del flujo) se debe a que durante las entrevistas y terapias de este psicólogo, sus pacientes describían estas experiencias utilizando la metáfora de una corriente de agua que les llevaba hacia adelante.
El modelo de flujo se considera normalmente como la teoría líder de la felicidad basada en la actividad, que a menudo se remonta a los puntos de vista de Aristóteles.
Las características comunes que tienen las experiencias para que sean óptimas y poder dejarse fluir, aunque no todos los componentes son necesarios para conseguir una experiencia de flujo, son:
- La tarea o meta es posible de alcanzar, esto es, es necesario el establecimiento de objetivos concretos.
- Hemos de poder concentrarnos de forma plena en ello.
- La tarea ha de tener unas metas claras.
- Las metas claras permiten una retroalimentación directa e inmediata, éxitos y fallos en el curso de la actividad son obvios, así el comportamiento puede ser ajustado como se necesite.
- Actuamos sin esfuerzo, totalmente concentrados y distanciados de preocupaciones.
- Se crea un sentimiento de control sobre la situación o la actividad que elimina el miedo al fracaso.
Desaparece la preocupación por la personalidad y hay una pérdida de autoconciencia. Cuando el estado de flow se activa, la autoconciencia desaparece. La conciencia propia se desvanece porque la atención está focalizada en la actividad que propulsa la experiencia de flow. Toda la energía física y psíquica está involucrada en la realización de la tarea. En conclusión, el ego se desvanece para dar paso a la concentración.
El sentido de la duración del tiempo se altera. En el estado de flow las horas pueden parecer minutos, mientras que en otras ocasiones unos segundos pueden transformarse en infinito. El reloj deja de ser un medio válido para medir la calidad temporal de la experiencia de flow.
El flujo sobreviene cuando se produce un equilibrio entre los desafíos de la tarea o actividad que estamos afrontando y las habilidades de las que disponemos para dicho afrontamiento, esto es la actividad no nos resulta ni demasiado fácil, ni demasiado complicada.