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¿Tocamos fondo o todavía hay trasfondo?

por Luis Acevedo Pesquera
20-07-2020

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En Contexto


Luis Acevedo Pesquera

 

Bajo el supuesto de que el desconfinamiento inició en junio, la producción industrial de México aparentemente tocó fondo en mayo, fecha en la que se registró una reducción de 1.3 por ciento respecto del mes anterior, pero a tasa anual observamos un sorprendente desplome de 29.7 por ciento.

El dato resulta ser el segundo mínimo histórico en los últimos dos meses y acumula 16 meses consecutivos con decrementos a tasa anual.

Pero lo más trágico de esta información que, como se le vea es de preocupación, refleja con crudeza el deterioro real de una de las principales fuentes de riqueza -que no se puede imaginar como la de Rico Mac Pato sino como una generadora de empleos, de demanda impuestos y bienestar- y que en mayo se ubicó en un nivel no visto desde noviembre de 1995, el más bajo que se conoce desde que el INEGI lleva registro de este indicador.

Dicho de otra manera: nuestra industria (y nuestro porvenir) sufren un retroceso de 25 años, que explica la causa por la cual solamente en el sector formal de la economía se perdieron más de un millón 100 fuentes de trabajo remunerado y con prestaciones sociales en unos cuantos meses; sin considerar sus efectos en términos de competitividad, costos y satisfacción de necesidades.

Parte de este resultado se le puede atribuir a los efectos desatados por la pandemia del coronavirus, pero además de esa circunstancia las frías estadísticas muestran que llevamos 16 meses con caídas sin pausa en el indicador de la producción industrial como corolario de la ausencia de políticas públicas para estimular la producción de bienes y servicios capaces de atender a los mercados interno y de exportación, además de la creencia de que el T-MEC solucionará todos los males como por arte de magia.

A fin de entender la magnitud de este desplome de la industria mexicana, el INEGI expone que los cuatro sectores que conforman este indicador (minería, manufactura, servicios y construcción) mostraron en mayo nuevamente un resultado negativo a tasa mensual, pero también a tasa anual.

En esta línea, la caída de la producción industrial junto con los datos recientes de los indicadores adelantados, que explican los cambios en el ciclo económico nacional no solamente confirma la profundidad de la recesión, sino que anticipan un largo periodo de debilidad que se expresará en tasas negativas del Producto Interno Bruto (PIB) durante varios meses y, muy probablemente, años, con los efectos sociales que eso representa.

Hacia la segunda mitad del año podríamos observar algún ligero repunte en la producción industrial mexicana, atribuible al desconfinamiento y no a los planes de estímulo económico del gobierno, cuya prioridad ha sido el sector informal de la economía.

El nivel de los problemas no es sencillo ya que, siempre con datos oficiales, solo en mayo los servicios públicos cayeron -10.2 por ciento, que es el retroceso más recóndito desde que inició la medición del indicador, aunque a tasa anual el descenso es de -5.0 por ciento; seguido de la minería con -3.0 por ciento, en donde la extracción de gas y petróleo disminuyó 4.8 por ciento y que es la tasa mensual más baja desde enero de 2019, aunque comparado con mayo del año pasado el descenso es de -12.9 por ciento.

Para cerrar la descripción del deterioro de los sectores industriales a tasa anual, la construcción bajó -35.9 por ciento y las manufacturas -35.6 por ciento.

El deterioro de la producción industrial durante 16 meses consecutivos coincide con el periodo de actividad del actual gobierno, lapso en el que prácticamente se ha suspendido la inversión privada debido al clima de incertidumbre política agravada por las limitaciones fiscales y los obstáculos a la producción.

Aunque podría pensarse -y ojalá que así sea- la caída de la producción industrial ya tocó fondo, no hay certidumbre de que empezará el repunte de la economía, sino que debido a la política todavía hay trasfondo que, como dice el Diccionario de la lengua española, es “aquello que está o parece estar más allá del fondo visible de una cosa o detrás de la apariencia o intención de una acción humana”.

@lusacevedop