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Todo lo que debes saber sobre las zonas erógenas

por Redacción
22-12-2021

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Partiendo de la base que nuestra mayor zona erógena, como dice mi amiga la Sexóloga, Psicóloga y Pedagoga Victoria Romero Asarta “Se encuentra entre las orejas”, es decir, el CEREBRO. Nuestro cuerpo está envuelto por algo maravilloso como es la piel y zonas altamente sensibles que nos pueden llegar a descubrir sensaciones altamente excitantes. Son las llamadas: Zonas Erógenas, es decir, aquellas zonas del cuerpo, a parte de los genitales, que al ser debidamente estimuladas, producen un gran placer sexual. Suelen tener un mayor número de terminaciones nerviosas o una mayor sensibilidad, que permiten llevarnos al placer y a la excitación erótica.

zonas erógenas

Para una mayor comprensión podemos hacer dos clasificaciones de zonas erógenas:

Primarias: En las personas con vulva sería el clítoris (cuyo fin es el placer y tiene más de 80000 terminaciones nerviosas) y la vulva (con todas sus partes: labios externos, internos, entrada de la vagina, vagina, Punto G…) En las personas con pene, el glande (es de las partes del pene donde más terminaciones nerviosas se concentran) y los testículos, sin olvidarnos del tronco del pene.

Secundarias: Donde la similitud entre hombres y mujeres es notable, aunque, como todo en sexualidad, dependerá de cada persona, sus gustos y necesidades. Se trata de las zonas del cuerpo con mayor sensibilidad.

Hagamos un recorrido: cuero cabelludo, cuello, nuca, orejas, lóbulos de las orejas, labios, escote, pechos, pezones, hombros, cara interna de los brazos, muñecas, espalda, parte final de espalda, culo, vientre, muslos internos de los muslos, corva de las rodillas, y si sigo me quedo sin cuerpo.

¿Todas las personas, en función del sexo, tienen las mismas? 

Si dejamos a un lado las zonas erógenas primarias, que se refieren principalmente a los genitales, el resto de las zonas erógenas no dependen tanto del sexo de las personas, si no de lo sensible que se tenga esa zona y de la vinculación al estímulo positivo o placer que nos genere.

 Sí hay zonas erógenas que coinciden, sin diferencia del sexo que se tenga, pero todo dependerá de la persona, sus gustos, sus terminaciones nerviosas y su vinculación positiva y excitante con esa zona del cuerpo. Por ejemplo: los lóbulos de las orejas pueden que sean zonas altamente erógenas para unas personas y para otras no, siendo incluso desagradable para estas.

No depende tanto del órgano sexual que se tenga entre las piernas sino de cada persona. Para saber cuales son nuestras zonas erógenas y cómo nos gusta estimularlas, es fundamental el auto-conocimiento, así como jugar, descubrir, compartir y comunicar con nuestra pareja, más allá de los genitales.

¿De qué dependen?

Depende de cada persona y la sensibilidad que tenga en dichas zonas, por un lado y de cómo se estimulan dichas zonas, por otro. También es importante saber a qué sensación está vinculada esa zona. Por ejemplo, si has tenido anteriormente una sensación desagradable al estimular los pezones, puede que no sea una zona erógena para ti e incluso, te genere rechazo.

 Debemos tener presente que muchas veces no se trata sólo de a qué sensación tengamos vinculada dicha parte, sino que dicha zona, simplemente, sea o esté en esos momentos, tan sensible, que la estimulación nos puede generar displacer.

Zonas erógenas

Por seguir con el mismo ejemplo, hay personas con alta sensibilidad en los pezones, a veces por ejemplo por el momento del periodo menstrual en el que nos encontremos, por lo que una estimulación en ellos puede generar displacer e incluso molestias.

Por otro lado, es muy importante algo que parece obvio, pero es la predisposición, concentración y ambiente en el que se encuentre la persona. Vamos, que si estoy atacada pensando en el informe que tengo que entregar esta tarde, por mucho que me estimule las zonas erógenas, el deseo será bastante difícil de activar.

 Pero de eso ya depende de las habilidades y la facilidad de desconexión de cada uno/a, porque la sexualidad es BIO- PSICO – SOCIAL. No somos máquinas del placer, que nos activamos o no, dependiendo de los “botones” que toquemos, depende también de nuestro estado de ánimo o emocional, físico y cultural- social.

Luego, como en todo, hay grados y grados: hay zonas y sus maneras de estimularlas, que nos llevan a una alta excitación y otras que nos llevan a un punto de agrado y placer pero no de una excitación tan alta.

 Como siempre: el cuándo, dónde y cómo estimulemos dichas zonas (suavemente: con caricias, besos, lametones… más fuerte, con mordisquitos, pellizcos…) son claves para llevarnos a experimentar diferentes niveles de sensación y excitación.

¿Cuáles son las zonas erógenas del hombre?

La principal diferencia entre hombres y mujeres en este aspecto son las zonas erógenas primarias, es decir: los genitales. A partir de ahí, se han realizado diferentes estudios que demuestran que las zonas no varían mucho según sexo, pero sí las preferencias, intensidad y sensibilidad.

 Los labios, encabezan este posicionamiento en ambas partes. A partir de ahí, ambos sexos coinciden con zonas como: cuello, pezones, parte interna de los muslos, nuca y orejas. La zona perianal (que va desde los testículos al ano) en el hombre, es tal vez, una de las zonas erógenas que puede marcar la diferencia. En esta parte se da una gran concentración de terminaciones nerviosas que le hace especialmente sensible y excitable.

Por otro lado, hemos de recordar que es una zona donde se encuentra el Punto G de los hombres, llamado “Punto P”, al estimularse la próstata. Esta técnica estimulatoria no está vinculada a ninguna orientación sexual, de por sí, hay muchas maneras de estimular dicha zona, es decir, de manera directa o indirecta.

 Es cuestión de ir probando y respetar cada momento, necesidades y gustos. También la cara interna de los glúteos, e incluso el ano, son para muchos hombres, zonas muy erógenas.

¿Cuáles son las zonas erógenas de la mujer?

Dejando a un lado los genitales, con el clítoris como Rey de la corona, las zonas erógenas tiene mucha similitud con las personas que tienen pene, tal vez cabe destacar el culo o las nalgas: la presión o las caricias en esta zona genera en muchas mujeres una gran estimulación.

 Los pechos y/o los pezones son otras zonas muy excitables, pero ojo: son dos zonas diferentes. Como siempre explicamos, hay mujeres que sólo les gusta que les estimulen una de las dos zonas, otras ambas y otras ninguna. Es importante ser empático/a, observar y por supuesto comunicar para que no sea o bien desagradable o bien aburrido. La adecuada estimulación de los pezones puede llevar en algunas mujeres, a un grado muy pero que muy alto de excitación.

 La zona lumbar, bien por detrás o bien por el vientre, es una zona muy placentera. Al estar tan próxima a la zona genital, amplía la sensación de excitación y erotismo. Su estimulación a través de caricias, lametones o besos, genera una mayor contracción del suelo pélvico aumentando de manera notable nuestro placer.