Dicen que la piel tiene memoria y los avances para su cuidado lo confirman y aunque no hay una edad especifica para empezar con una rutina, mientras más joven, mejor.

Entre los múltiples tratamientos que han surgido en los últimos años para el cuidado de la piel y prevenir su envejecimiento, hay uno que rápidamente se ha ido abriendo paso en nuestro país.

¿Si te dijéramos que existe una nueva alternativa de tratamiento médico antiedad más certero y personalizado gracias a tu ADN te animarías a probarlo? Hoy gracias a los avances tecnológicos, recoger esa información de nuestro perfil genético es posible gracias a la rama especializada en ello llamada medicina genómica.

Para saber más del tema platicamos con la Doctora María del Mar Guerra, especialista en medicina genómica y fundadora de la clínica Medae que es la primera de Medicina Genómica y antienvejecimiento en México, quien nos detalló que esta rama ha abierto las puertas para poder tratar a los pacientes de una forma más predictiva y personalizada ya que la visión global de los tratamientos que la conforman se caracteriza por la precisión y el trato directo con especialistas.

Pero, ¿cómo previene el envejecimiento prematuro de la piel? La Doctora nos cuenta que gracias a una rutina de nutrición genómica se pueden saber los suplementos de los pacientes, la activación de ciertos receptores de envejecimiento y así trabajar en ellos. Además, proceden con ingeniería en tejidos donde son capaces de sacar células del paciente, cultivarlas y reproducirlas para que estas mismas generen ácido hialurónico y colágeno, resultando en lo mejor para combatir el envejecimiento en la piel.

 En cuanto a la mejor edad para empezar a realizar tratamientos estéticos, la doctora afirma que a partir de los 25 años la tasa de colágeno empieza a bajar un 0.5% por año, por lo que hacer una cita para prevenir el antienvejecimiento puede ser necesario a partir de esa edad. Entre las recomendaciones de la experta para retrasar los signos de la edad de manera autónoma puede ser con el uso diario de protector solar y productos que nos ayuden a estimular el colágeno.