Aunque parezca difícil de creer, tomar un vaso de jugo de naranja natural no es sano, pero comerse una naranja, sí lo es, asegura Ana Berenice de la Barrera Avilés, del Programa Universitario de Alimentos, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De la Barrera Avilés señala que no es lo mismo beber el jugo que comer una naranja, debido a que al consumir la fruta se ingieren y aprovechan no sólo azúcares, vitamina C y fibra, sino también agua, proteínas, lípidos, grasas, calcio, fósforo, hierro, magnesio, potasio, mucho zinc, vitamina A, entre otros nutrientes.
La experta asegura que al preparar jugo de naranja, la vitamina C se pierde con facilidad:
al cortar la naranja con un cuchillo, usar un exprimidor metálico y
entrar en contacto con los rayos UV de la luz solar y con el oxígeno, esta vitamina se oxida y se pierde.
Además, después de un buen rato de haber exprimido la naranja, el jugo sufre más oxidación y pierde totalmente la vitamina C.
Otro motivo por el que el jugo no es sano es que al tomarlo colado se pierde la fibra no soluble de la naranja, formada por la pared de los gajos que contienen el jugo, la cual alimenta y fortalece la microbiota intestinal, que ayuda a tener una mejor salud digestiva.
La académica de la UNAM sostiene que el consumo en exceso de jugo de naranja es uno de los factores que contribuyen a la multicausal obesidad.
De acuerdo con la experta, un litro de jugo de naranja equivale a comerse 12 piezas de naranja, pero según la Jarra del Buen Beber, elaborada por el Instituto Nacional de Salud Pública, lo recomendable es consumir de cero a medio vaso.
Además, señala que en el Plato del Buen Comer, recomendación nutrimental para la población de México, ni siquiera aparecen los jugos, pero sí las frutas.
Las frutas poseen propiedades como los hidratos de carbono o carbohidratos, grupo en el que se encuentran azúcares, almidones y fibra, los cuales proporcionan energía al organismo para que realice sus funciones mecánicas, fisiológicas y bioquímicas, como caminar, amar, cocinar, estudiar, dormir, respirar y pensar.
Sin embargo, la universitaria destaca que es importante considerar que unas frutas contienen más azúcar que otras.
Por ejemplo, el contenido de sacarosa del mango, la papaya y el mamey es mayor que el de la naranja.