Los testículos son glándulas que se encargan de producir las células reproductoras en los varones: los espermatozoides. Son de forma ovoidea y se encuentran dentro de la bolsa escrotal, suspendidos desde arriba por el cordón espermático.
El aporte de sangre a los testículos procede de las arterias espermáticas, que llegan a través del cordón espermático, haciendo un viaje que va desde el interior del abdomen, descendiendo por el canal inguinal hasta llegar al testículo. El drenaje venoso se produce a través de las venas espermáticas que siguen el mismo camino, pero en sentido inverso.
La torsión testicular consiste en el giro o torsión del cordón espermático sobre sí mismo, produciendo una obstrucción de los vasos sanguíneos y provocando una falta de riego en el testículo que, de ser prolongada, puede dar lugar a la pérdida del mismo. Es una urgencia quirúrgica. Supone la tercera causa más frecuente de dolor testicular agudo en la infancia (15%). Puede suceder a cualquier edad, pero es más frecuente durante el desarrollo puberal (13-15 años) o durante el periodo neonatal.
¿Por qué se produce?
Existe una predisposición anatómica debida a la fijación inadecuada, incompleta o ausente del testículo, así como a un cordón espermático más alargado de lo normal. Pueden existir factores desencadenantes como la actividad física, los traumatismos, la exposición al frío, la inflamación local por otros procesos o la estimulación sexual.
¿Cuáles son los síntomas?
El dolor constituye el principal síntoma y se caracteriza por ser de aparición brusca, de gran intensidad y localizado en el testículo afectado. Puede irradiarse a la región inguinal o a la parte inferior del abdomen y acompañarse de náuseas, vómitos y afectación del estado general. En casos evolucionados puede aparecer fiebre secundaria a la necrosis (degeneración por muerte celular) testicular.
El testículo afectado suele presentar signos inflamatorios como el enrojecimiento y endurecimiento de la piel escrotal, en grado variable dependiendo del tiempo de evolución. Es posible apreciar que el testículo está ascendido y horizontal dentro de la bolsa escrotal.
En algunas ocasiones la torsión se resuelve de forma espontánea y el dolor desparece paulatinamente, por lo que no es infrecuente que los padres refieran episodios previos de dolor similares.
Se trata de una urgencia quirúrgica y el tiempo es de vital importancia,
pues cuanto más tiempo pase mayor es el riesgo de necrosis y pérdida
del testículo. Cuando un niño se queja de dolor testicular brusco es
recomendable consultar al médico inmediatamente y ante la mínima
sospecha clínica de torsión testicular debería ser derivado a un centro
especializado con cirugía pediátrica. El tratamiento consiste en
deshacer la torsión y la posterior fijación del testículo afectado. En
algunos casos, cuando no existe mucho componente inflamatorio y la
cirugía no va a ser inmediata, se puede deshacer el giro de forma
manual, pero siempre procediendo a la intervención quirúrgica
posteriormente.