Entre las observaciones y opiniones de expertos municipalistas, coincidimos que los gobiernos locales en el mundo, obligados por las circunstancias y crecientes demandas sociales, viven plena transformación, para ocupar nuevos espacios de poder en los hechos, para buscar más recursos financieros, así como fortalecer capacidades y competencias, para lo que resulta fundamental mejorar los procesos de toma de decisiones con participación ciudadana y usar más las tecnologías de la información.
Es de reconocer el esfuerzo que realizan en el Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona, principalmente el grupo que dirige Joan Subirats, quienes definen claramente estas ideas. Aún con algunas exageraciones como las que apunta Benjamín Barber quien afirma que, dada la similitud de problemas a cargo de los gobiernos locales, los alcaldes deberían gobernar el mundo.
En esta misma línea, Bruce Katz, afirma que las bases del nuevo orden mundial se están forjando desde lo local impulsando a la "Revolución Metropolitana". Baste observar como antiguos o recientes barrios se organizan de forma transversal para articular mejor la respuesta a demandas ciudadanas. Está claro: el crecimiento urbano en el mundo y desde luego aquí también, eso es inobjetable. Vivimos en un mundo cada vez más urbano frente a la distante vida de los estados-nación, alejados de la solución de las más sentidas y directas demandas ciudadanas, tales como la salud, la educación, la seguridad, la movilidad, el empleo, servicios básicos: agua y saneamiento, recolección de basura y destino final, abasto y comercio, entre otros.
Y finalmente, la presencia de las plataformas digitales con su creciente disposición de información, instrumentos de las nuevas generaciones, mostrando regulaciones obsoletas que requieren nuevos y más eficientes formatos. ¿Tendremos la voluntad y la capacidad para reconocer estos cambios? ¿Hasta cuándo se comprenderá la transformación que vivimos en nuestras comunidades?
Mauricio Valdés