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Un fantasma recorre América Latina… el fantasma del izquierdismo

por Felipe León López
28-06-2022

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En 1848, este fraseo sucumbió al mundo occidental: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. ... Que ya es hora de que los comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus fines”. Era el Manifiesto del Partido Comunista de Carlos Marx y Federico Engels que pugnaba, entonces, por convocar al mundo al cambio radical en el modo de producción capitalista por otro más justo, más equitativo, más humano. En 2022, el triunfo de Gustavo Petro en Colombia desató un animoso despertar entre los partidos de izquierda partidista y electorera, tanto nacionalistas, socialistas, comunistas, guevaristas y chavistas, hicieron suya la victoria.

Norberto Bobbio en su libro Derecha e Izquierda, Razones y Significados de una distinción histórica, nos recuerda —luego del fracaso del “socialismo real” encabezado por el bloque soviético y países aliados, y de los regímenes dictatoriales de derecha— que toda concepción totalizadora de la historia podría considerarse superada dentro del modelo de democracia liberal.  Si bien hay una crisis de las ideologías, que a veces parecen confundirse o diluirse, pero no es así: se diferencian en sus objetivos y en los métodos para alcanzarlos cuando éstos realmente son diferentes.

En efecto, hay motivos para estar entusiasmados con el país de América Latina con más vinculación cultural, política y, no se diga, hasta delincuencial de México, porque desde hace décadas Colombia viene padeciendo varios frentes de desgaste y polarización social: la disputa territorial de los cárteles del narcotráfico, que incluso le han costado la vida a candidatos presidenciales; el neoliberalismo, que le dio un boom económico a este país, pero tan rapaz que profundizó la desigualdad social como en todos lados; las guerrillas sin respetar treguas ni acuerdos de paz, tanto las guevaristas como las narcoguerrillas; las protestas callejeras que llevaban años sin ser escuchadas; y los conflictos políticos internos atizados por la intromisión abierta, desde hace décadas, tanto de los Estados Unidos como  de Venezuela.

Mucho entusiasmo despierta el triunfo de Petro porque se vuelve a hablar de una ola victoriosa de las izquierdas en el continente, pero habrá de irse con cuidado, porque hay muchos matices en estas “izquierdas” y no son igual a las que ganaron hace 20 años con el empuje de los petrodólares del “Socialismo del Siglo XXI” de Hugo Chávez y el empuje ideológico del régimen cubano de Fidel y Raúl Castro, cuando se habían ganado los gobiernos de El Salvador, Nicaragua, Honduras, Bolivia y Ecuador, formando la “Alianza Bolivariana de las Américas”. También aliados de la ALBA de entonces como Chile, Uruguay, Argentina y Brasil, han cambiado y no son lo mismo que antes. 

En esta ocasión, esta nueva ola de victorias electorales de las coaliciones progresistas que han tomado el poder en México, Chile, Argentina, Perú, Dominicana, Honduras, Colombia y quizá Brasil, si se refrenda el triunfo de Lula en octubre próximo, parecen distantes del modelo chavista de antaño, fincado en depositar todo el poder al Estado en su presidente, en militarizar la vida pública, en reformar sus constituciones para una prolongación indefinida del poder y en una política pública paternalista so pretexto de “democratizar” la riqueza de sus naciones. 

Hoy, en sentido estricto, cada país atiende en propia circunstancia de manera muy diferente al pretendido sueño bolivariano de hacer un solo frente y tener una sola línea de liderazgo regional, el cual, en los hechos, no existe y nadie parece interesado en tomarlo. En los posicionamientos de las presidencias de México, Chile o Argentina recientes por la Cumbre de las Américas se dejó en claro, incluso Honduras. 

Cada gobierno ha definido una política exterior alejada de la confrontación abierta con las principales potencias del mundo y en especial con los Estados Unidos;  su política económica en general mantiene los diques de la globalización, la inversión privada y la competitividad, aunque cada uno le ha dado su propio sello para resarcir la deuda social acumulada por siglos, pero sin romper con la dinámica de la globalización (en concreto: son tan neoliberales como los otros); y su política interna, salvo contadas excepciones, está más alejada de las vendettas la polarización, sino en la convocatoria a la conciliación, a la concordia y a replantear un pacto social que debe darle unidad y fuerza a cada nación. 

Por eso, Gustavo Petro, en Colombia, como Gabriel Boric, en Chile, ambos presidentes como producto del coraje los ciudadanos que salieron a las calles a protestar contra gobiernos autocráticos, han llamado a conciliar, dialogar y construir grandes acuerdos en sus países y hasta se han desmarcado de las etiquetas de “socialistas”.  Así, estos nuevos presidentes marcan sus diferencias y propios estilos personales de gobernar a sus pueblos y a responder al mandato para el que fueron electos por la vía democrática a la que prometen respetar.

No es gratuito, porque América Latina, España y otros países de Europa también probaron una anterior ola izquierdista que probó el ejercicio de gobierno y cada una tuvo finales inesperados. En Bolivia, Evo Morales, los errores y ambiciones personales lo rebasaron y sufrió el embate de las derechas y el ala dura de militares que lo obligaron a exiliarse; en Ecuador, Rafael Correa sufrió la traición de su discípulo Lenin Moreno; en Argentina, no aprendieron la lección y otra vez Cristina Kirchner y Alberto Fernández enfrentan la desaprobación de su país. En Brasil, la corrupción y los juegos turbios de los líderes Partido del Trabajo acabaron con el prometedor gobierno de Dilma Rousseff, quien políticamente pagó los platos rotos, pero fue el pueblo brasileño el que tuvo que padecer una larga noche de populismo ultraderechista. Nicaragua sigue sosteniendo inauditamente a Daniel Ortega, quien terminó en régimen vergonzoso para el sandinismo histórico. La Honduras del ambicioso Manuel Zelaya abrió también una larga noche de la derecha más recalcitrante de este país. En El Salvador, el Frente Farabundo Martí además de corrupción la división acabó con tantos años de lucha y dio paso a un liderazgo ecléctico surgido de sus propias entrañas. En España, Podemos, como cogobierno, sus líderes se alejaron de las organizaciones y grupos sociales que los acompañaron en las largas jornadas callejeras y, como castigo, la marca ha ido en declive electoral. 

En fin, hay una nueva oportunidad para no repetir errores ni caer en dogmas que terminan lastimando más a los más pobres de sus países. Esperamos que en Colombia como los demás gobiernos progresistas sepan aprovechar la coyuntura y trabajen en el refuerzo de su propia soberanía para no padecer embates de las grandes potencias, como Estados Unidos; que respeten y pongan énfasis en atender el mandato ciudadano por encima de sus filias personales o doctrinas políticas, y sobre todo, que lleven adelante políticas públicas progresistas que con inteligencia sepan desmontar las desigualdades estructurales más allá del paternalismo estatista, corporativista y clientelar. 

CORCHOLATERO: Así como en la geopolítica hay matices, en el lopezobradorismo también y eso podría enfrentar a las corcholatas y confundir a las bases de Morena. Por eso, la Convocatoria al III Congreso Nacional Ordinario “Unidad y Movilización” parece tener destinatario, pues está plagada de ordenamiento disciplinarios para todos los miembros de los congresos distritales para que se disciplinen, no critiquen, no denigren, no cuestionen a los liderazgos, ni las acciones y programas federales. Nada, sólo disciplina, supeditación y acatamiento de las instrucciones superiores. El Comité Ejecutivo Nacional, bajo estas premisas, convoca para que se renueven todos los órganos internos del partido incluidas todas las carteras del CEN, a excepción de la presidencia y la secretaría general, previo a las elecciones de 2024, anteponiendo que todos los cargos de elección popular serán por encuesta.  El próximo 30 y 31 de julio se llevarán a cabo asambleas en los 300 distritos electorales federales para poder elegir a las y los Congresistas estatales, además de que se realizarán en todas las entidades federativas para definir a los integrantes del Congreso Nacional y de los 32 Comités Ejecutivos Estatales. El Congreso sería el 17 y 18 de septiembre. Por ahora, sin ser claros, no se llama a la afiliación masiva, pero apuntan que “todas las personas Protagonistas del Cambio Verdadero y simpatizantes del Movimiento Regeneración Nacional podrán participar en este proceso de organización interna, ya que, Morena es un partido abierto y plural, que pertenece al pueblo de México. Por tanto, se reafirma que no puede haber grupos ni sectarismos, porque Morena solo le pertenece al pueblo de México.” 


Contacto: feleon_2000@yahoo.com