logo
header-add

Utiliza accesorios eróticos

por Redacción
21-03-2022

Comparte en

Hay quien prefiere una mano firme y quien busca otro tacto, otra firmeza u otra intensidad. Y para eso están los azotadores eróticos, accesorios para diversificar el juego, para probar, para volverlo más refinado o más potente. Porque no es lo mismo azotar con la mano que con un látigo, una fusta o una pala, cada experiencia es diferente.


Látigos

De cuero, de caucho, de cuero vegano sintético, cortos o largos, con mango de metal, de madera, de vidrio, hay muchos tipos de látigos sexuales, solo tienes que escoger el que mejor se adapte a tus necesidades, ese que se convierta en una extensión de tu mano.


Fustas BDSM

Firmes y flexibles, elaboradas en charol o cuero sintético, con diferentes formas en sus extremos y un tacto muy suave, las fustas bdsm son uno de los azotadores sexuales más sofisticados que existen.


Palas BDSM

Cuenta la leyenda que el actor Jack Nicholson se armaba con una pala de ping-pong cuando quería azotar hasta el orgasmo a sus amantes. Pero lo cierto es que no hace falta que tires de tu equipo deportivo, hay palas específicamente diseñadas para el spanking más placentero.


Consejos para iniciarse en el 'spanking':

  • Recuerda que se trata de un juego sin ninguna connotación violenta ni machista.
  • Háblalo previamente con tu pareja.
  • Es mejor empezar de forma suave.
  • Los azotes deben ser siempre en las nalgas y, en todo caso, en la parte superior de los muslos, nunca en la espalda.
  • Lo más importante es el ritmo y la intensidad.
  • Si eres tú quien los da presta atención a la respuesta de tu pareja.
  • Si los recibes, hazle saber si te está gustando, en caso contrario, dile que pare.
  • El dolor, según dónde, cómo y con qué se aplique, puede ser increíblemente satisfactorio. “Pregunté a Michèle si la azotaina le había hecho daño. Ella dijo que sí, con un tono cuya modestia sugería de forma irresistible el orgullo y un placer, una felicidad incluso, sordas y salvajes.” (Elogio de la azotaina, Jacques Serguine).