Mauricio Valdes
Aún no concluyen los cómputos
oficiales, que hoy bastante tarde ofrecerán el panorama definitivo, desde el
lunes se manifiesta la euforia de triunfadores y decaído el ánimo de
perdedores, aunque todos sabemos que la vida sigue, y precisamente lo que sigue
es: CUMPLIR.
Como lo he recordado en otras
ocasiones: en elecciones los resultados no son para siempre. Porque en
política, lo que no es posible, es falso, mientras lo que es posible, lo que
puede pasar o no, es siempre discutible.
A quienes resulten triunfadores mi
felicitación y los mejores deseos porque puedan cumplir expectativas y
compromisos a quienes les dimos nuestra confianza. No se trata de cheque en
blanco. Es una época de competencia cotidiana, seguimos siendo observados y
observadores.
A quienes perdieron, ánimo, a sanar
la herida y seguir adelante. Nada es para siempre, ni triunfos, ni derrotas. En
política, sólo se pierde lo que se tiene, lo que está en competencia, se puede
ganar, pero no se puede perder, porque es lo que está en juego.
Reconocer con humildad que se hizo
mal o que faltó es elemental, para tener claridad en las fallas y las
carencias. En política, es más importante reflexionar: para qué nos pasó, que
porqué nos ocurrió. Recordar que la política y el ajedrez se parecen, porque
gana quien comete menos errores.
Lo que sigue en el juego nacional
son dos proyectos de nación: uno el que dirige el Gobierno Federal y la mayoría
del Congreso Federal, la 4ª Transformación; el otro, lo que aún queda de lo que
se llamó el Pacto por México, que desde su inicio dejó en claro la alianza:
PAN-PRI-PRD. La contienda sigue.
En lo local, la recomposición de
los grupos regionales y la competencia por las candidaturas al gobierno del
Estado de México, antesala de la nueva batalla nacional en 2024. Al parecer
surgió una división artificial en la CDMX, entre Oriente y Poniente, similar a
la que se observa en el EDOMEX. Donde además del número de municipios y
distritos hay que observar el número de habitantes y principalmente de
electores.
Difícil y complejo panorama para
quienes lograrán oficializar triunfos en algunos de los municipios más poblados
y complejos como Ixtapaluca y Chimalhuacán, porque su campo de trabajo está
minado de violencia, inseguridad, pobreza, desempleo, corrupción, presiones y
contrastes. Requerirán de mucha ayuda para la operación política y de gobierno,
aunque es probable, sin el Gobierno Estatal. Todo un reto, pero también una
oportunidad. Es la transición que se vive en el Estado de México, no más, pero
no menos. Es una democracia compleja y dinámica.