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“… a los hombres de buena voluntad”

por Liebano Saenz
02-01-2023

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Soy de los que piensa que es un gran esfuerzo para el Presidente realizar un encuentro público todos los días a las 7 de la mañana. No coincido, sin embargo, con el uso que le ha dado a la conferencia matutina. Las palabras no solo describen realidades, sino que son capaces de impactar a quienes las escuchan.

Las expresiones de un presidente son muy poderosas. Los efectos y consecuencias pueden representar menoscabo a los derechos de particulares o de terceros, por la desigualdad de las partes y de los recursos comunicacionales desde el poder. También, sin proponérselo, quiero creer, pueden significar una instrucción a sus seguidores, a sus funcionarios y legisladores, y una condena para sus detractores.

Ante un atentado como el sufrido por Ciro Gómez Leyva, el Presidente tuvo la oportunidad para, aun con sus diferencias, solidarizase sin regateos o especulaciones con el periodista. No obstante, optó por seguir confrontándose y utilizar ese lamentable hecho para victimizarse y reiterar sus ataques. Una vez más las palabras sirvieron a la polarización y al encono.

Desde el poder se han dibujado muchos Méxicos, donde pobres y ricos, personas con estudios o sin ellos, no podemos convivir porque nos han hecho creer que somos enemigos. Ese maniqueísmo solo le conviene a uno, no al país.

Tengo un deseo inspirado por la fecha que hoy celebramos, que ese espíritu de reconciliación que tanto se requiere venga también desde Palacio Nacional y la oposición. Que la paz en el país se haga una realidad y que la fuerza de las palabras de los actores políticos sea usada para lograr la unidad que se ha quebrado en el camino.

“La noche se acercaba tranquila y hermosa: era el 24 de diciembre, es decir, que pronto la noche de Navidad cubriría nuestro hemisferio con su sombra sagrada y animaría a los pueblos cristianos con sus alegrías íntimas. ¿Quién que ha nacido cristiano y que ha oído renovar cada año, en su infancia, la poética leyenda del nacimiento de Jesús no siente en semejante noche avivarse los más tiernos recuerdos de los primeros días de la vida?”.

Difícil de creer, pero estas palabras provienen de la inspiración de un militar liberal, anticlerical, reformista y ateo, de nombre Ignacio Manuel Altamirano.

Liébano Sáenz

@liebano