El 'Microsoft Exchange Server' fue uno de los ataques informáticos más masivos de la Historia. Duró tres meses, desde enero hasta abril, y, según los medios de comunicación internacionales, afectó a más de 250.000 organizaciones en todo el mundo. Solo en Alemania, hubo 60.000 instituciones, públicas y privadas, víctimas del ataque. En Estados Unidos fueron 3.000. Y, en Gran Bretaña, 7.000. Entre las instituciones cuya información fue sustraída por los piratas informáticos estaban la Autoridad Bancaria Europea o el Parlamento de Noruega. Microsoft, la empresa cuyos servidores fueron penetrados, culpó del ataque al grupo de piratas
En marzo, Microsoft acusó del ataque al grupo de piratas informáticos chino Hafnium, que tiene una relación estrecha con el Gobierno de ese país. Pero ahora 39 países occidentales han ido mucho más lejos, al acusar a China de estar detrás de la acción. En un movimiento sin precedentes, EEUU, la OTAN, la Unión Europea, Japón, Nueva Zelanda y Australia han "atribuido la responsabilidad" de un ataque a las redes de comunicaciones de la empresa Microsoft que tuvo lugar en marzo "a la República Popular China". La medida fue coordinada por el Gobierno de Joe Biden, que ha emitido en la mañana de este lunes otro comunicado acusando a Pekín de seguir "una pauta de comportamiento irresponsable en el ciberespacio que es inconsistente con su objetivo de ser visto como un líder responsable del mundo".
La retórica empleada por la Casa Blanca ha sido extremadamente dura, al acusar al Ministerio de Seguridad del Estado chino de "usar a delincuentes informáticos a los que ha contratado para llevar a cabo acciones no aprobadas". No se trata solo, según Washington, de espionaje, sino, también, de operaciones mafiosas, más propias de la Rusia de Vladimir Putin o de un narcoestado. Así, según Washington, esos grupos "llevan a cabo actividades criminales, como 'ciberextorsión', 'criptosecuestros', y robo a víctimas de todo el mundo para obtener beneficios financieros". La ofensiva occidental no termina ahí. El Gobierno de Biden planea divulgar más de 50 tácticas y procedimientos presuntamente empleados tanto por China como por sus aliados 'hackers' para robar información en la web.