Eduardo Ibarra Aguirre
Desde la capital de Tamaulipas, Ciudad Victoria, el presidente Andrés Manuel fue
claridoso sobre los términos en los que aspira a la reanudación del diálogo,
reeditado, dentro de 15-20 días, con los padres de los estudiantes desaparecidos
hace 9.5 años, en Iguala, Guerrero, y que no son 43 porque fueron recuperados los
restos de tres jóvenes.
Tan claro como que rechazó la intermediación del abogado Vidulfo Rosales
–sin mencionarlo– y sus pares, además de los asesores. Lo dijo así un día después
de que un grupo de encapuchados derribó una puerta con un vehículo de la CFE
secuestrado e intentó ingresar por la fuerza a Palacio Nacional: “Claro que va a
haber diálogo, pero necesitamos ponernos de acuerdo con los padres. (…) No me
dan confianza los intermediarios porque tengo pruebas de que por un lado cuando
desaparecieron los jóvenes se detuvo a responsables y estos mismos supuestos
defensores de los padres promovieron un juicio para liberarlos”.
Si López Obrador mantiene la conducta dialoguista condicionada, significará
el fin de los días de más pena que gloria del grupo dirigente del justo y legítimo
movimiento por la localización de los restos de los estudiantes y el castigo a los
autores materiales e intelectuales.
Enseguida de los lamentables sucesos, llamados por Obrador como un
“vulgar acto de provocación”, un Vidulfo Rosales visiblemente nervioso pero a la vez con la satisfacción por la “hazaña” cometida, pretendió deslindarse con la frase de
que “cada grupo aplica las formas de lucha que decide”. Y chantajeó con “radicalizar
más el movimiento”. Es decir, los padres y madres están pintados en la pared, son
rehenes.
Por cierto, es pertinente la pregunta del faccioso diario El Universal: “¿Quién
falló en la seguridad de Palacio Nacional?”, debido a que es equivocada la dicotomía
represión o Let it be (déjalo ser), pues la contención (encapsulamiento) no implica
reprimir, aunque los encapsulados, como es natural, alegan que sí. En tanto que la
jornalera Rayuela todo lo reduce a “Hoy, como nunca, ¡cuánta falta hacen los
buenos negociadores!”, contradiciendo al editorial institucional.
En cualquier caso es inadmisible que al jefe del Estado no se le permita a lo
largo de 63 meses que las madres dialoguen con él. ¿A qué le temen los abogados
y asesores? ¿Cuándo y quién los eligió y asignó ese censor y antidemocrático
papel? Son preguntas, conste.
López Obrador no tiene la menor duda que la de los normalistas
desaparecidos es una causa justa, pero a la vez que grupos opositores al gobierno
de la Cuarta Transformación se aprovechan de ella y se infiltraron buscando crear
un conflicto.
Todavía más: “Ya se han montado en este lamentable asunto grupos de
derecha, conservadores, incluso partidos que están en contra de la transformación,
hasta organismos internacionales supuestamente defensores de derechos
humanos, organizaciones supuestamente no gubernamentales, supuestos
defensores de derechos humanos, es un cóctel de provocadores que están en
contra de la transformación”. Y reafirmó que no caerá en ninguna provocación. Aquí
sólo mencionó por su nombre a Emilio Álvarez Icaza, secretario técnico de la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos, siniestro personaje que lucra con
el derecho humanitario y en el caso específico de la noche de Iguala la utilizó para
lanzar su candidatura independiente a la Presidencia de la República, sueño guajiro
que terminó en una senaduría de Acción Nacional del que defeccionó para
integrarse al Grupo Plural del Senado.
Acuse de recibo
Discrepancia. “Estimado Eduardo. De nuevo difiero de tus calificativos hacia los
padres y madres de los 43 de Iguala-Ayotzinapa, y los estudiantes que nombras
‘vándalos’. ¿Vandalismo es resolver el proceso conforme a la ley, a fin de que
tengamos (las y los mexicanos) Verdad y Justicia? Saludos. Enrique González
Ruiz”... En tanto que el yucateco Pedro Echeverría V., jura que “Con el derribo de
puertas puede comenzar una revolución de explotados y miserables. Viva la CNTE
y padres de los 43”… Y, finalmente, Teresa Gil asegura: “El caso de los 43
estudiantes de Ayotzinapa, está totalmente politizado. El gobierno responsable del
sexenio pasado no se toca para nada, porque el odio que predomina, sobre todo de
los abogados, es contra el presidente actual. Y se ha extendido a los estudiantes
cuya violencia se está expresando en la Cdmx. El gobierno ya hizo lo que debería
de hacer y en su silencio actual, tiene toda la razón”… Aquí sostuvimos el 6: “¿Qué
buscan los vándalos (destructores, devastadores) de Ayotzinapa en la Ciudad de
México? La pregunta es porque escalan sus acciones provocadoras como si la
capital fuera Guerrero, en donde se les permitió que hicieran a su antojo. No se
confundan, por favor, abogados y asesores que conducen el escuálido movimiento,
como lo muestran sus cada vez pequeñas protestas debido a que la gente está
harta de todo tipo de violencia, incluida la caricatura de la “revolucionaria”.
http://www.forumenlinea.com/ forum@forumenlinea.com Twitter@IbarraAguirreEd