El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, decretó este domingo la intervención federal de la capital, Brasilia, después de que miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro invadieran los edificios del Congreso Nacional, la Presidencia y el Supremo Tribunal Federal en una jornada de caos.
Horas después, las autoridades anunciaron que habían recuperado el control de los edificios que, al ser domingo, estaban vacíos en el momento de un asalto que evidencia la tensión política que vive el país en los últimos años.
Los partidarios de Bolsonaro pedían una intervención militar y la renuncia de Lula, quien derrotó a su rival de extrema derecha en las elecciones de octubre.
Lula, que tomó posesión del cargo de presidente el 1 de enero, visitó la zona por la noche. Su ministro de Justicia habló de "terrorismo" y de un intento de "golpe de estado".
El presidente ofreció una conferencia de prensa de urgencia en Araraquara, Sao Paulo, donde se encontraba de visita para evaluar áreas dañadas por las recientes inundaciones.
Afirmó que "no hay precedentes en la historia de nuestro país" de los sucesos del domingo en Brasilia.
"Y por eso habrá que castigar a esta gente", declaró Lula, momentos antes de anunciar el decreto.
Bolsanaro se deslinda
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro se desvinculó de los graves sucesos acaecidos este domingo en Brasilia.
Miles de sus seguidores invadieron el palacio presidencial, el Congreso y el Supremo Tribunal, protagonizando violentos enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que finalmente los desalojaron.
"Las manifestaciones pacíficas son parte de la democracia. Sin embargo, los saqueos e invasiones de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, se salen de la regla", expresó Bolsonaro en una publicación de Twitter.
informacion BBC