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Cannes lucha contra la relajación en la quinta ola de la pandemia

por Enrique Herbert C.
15-07-2021

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El festival incrementa sus advertencias de seguridad anticovid tras las contantes imágenes de la primera semana de acreditados sin mascarillas.

Desde el inicio, a todos los acreditados se les ha obligado a pasar un test de antígenos cada 48 horas o a portar un documento que acredite la pauta completa de vacunación, salvo en el caso de los estadounidenses, a quienes no se les reconoce la validez de sus vacunas. En el hospital de campaña levantado donde antes se encontraba la villa internacional del mercado de cine (evento este año completamente deslucido), previa reserva por internet, se realizan las pruebas de manera eficiente. Seis horas después, el resultado llega al móvil. Cada día se realizan unos 5.000 test, y de media hay tres positivos por jornada. El sábado, en una charla con EL PAÍS, Thierry Frémaux, delegado general del festival, mostraba su felicidad porque el viernes no se había dado “ni un positivo”. Y encaraba “tranquilo” esta segunda semana del certamen.

Los pocos positivos se confinan en sus alojamientos, aunque no hay un rastreo de sus pasos previos. Por primera vez, el certamen obliga a sacar las entradas a las salas 48 horas antes vía telemática, pero no son numeradas (como sí hizo el festival de San Sebastián, otro certamen de clase A como el francés, el pasado mes de septiembre), y no se puede saber con quién se ha sentado el positivo. Entre esos positivos hay acreditados españoles de la industria cinematográfica, que han cumplido con el aislamiento.

Más confuso ha sido lo ocurrido con los cineastas. El israelí Nadav Lapid presentó el pasado jueves su película Ha’berech, en una rueda de prensa en la que no usó mascarilla, tras haber pasado por la alfombra roja y disfrutar de su sesión de gala el día anterior. Por la tarde su novia dio positivo en covid-19, y aunque el cineasta pasó el test, se recluyó y siguió su promoción usando Zoom. La española Clara Roquet, directora de Libertad, presente en la Semana de la Crítica, no llegó desde Barcelona al estreno de su película en La Croisette por sufrir el coronavirus, pero tras la pertinente PCR negativa ha podido asistir a otros pases de su filme.

El mayor problema está, sin embargo, fuera del Palais, en las colas multitudinarias para entrar al recinto (se comprueba uno por uno con lectores de códigos QR la pauta completa de vacunación o el test negativo) o a las salas cuyo acceso da directamente a la calle, y que por tanto están fuera de las regulaciones sanitarias. El lunes, el presidente Macron anunció un endurecimiento de las medidas sanitarias, como la exigencia del pasaporte de vacunación para entrar en bares, discotecas o restaurantes, para viajes en tren y avión, o para asistir a actos o eventos de más de 50 personas; esto es, cines y teatros. La orden entrará el vigor el miércoles 21 de julio, cuatro días después de la clausura del festival, que solo habría tenido que cambiar su política de acceso a las salas exteriores.