Una de las prácticas más polémicas en el sexo se encuentra el sexo anal. Algunos lo tachan de sucio y de lo que por ahí sale, no tiene que entrar; otros lo asocian directamente con dolor y desconfianza –tanto consigo misma como con la pareja sexual–. Pero la realidad es que existe una vasta desinformación y mitos al respecto del sexo anal, facilitando una práctica insalubre, insegura y dolorosa.
Es importante señalar que este tipo de prácticas son, además de dolorosas, muy riesgosas; ya que pueden dañar el tejido muscular y de fibras del suelo pélvico encargadas de prevenir disfunciones tales como: incontinencia urinaria y fecal, dolor al defecar, prolapsos, entre otros.
De modo que, existe una alta incidencia de un sexo anal doloroso si se practica desde el desconocimiento y se copia desde películas negligentes con la salud sexual de las personas implicadas. Ya que no es lo mismo practicar sexo anal desde el placer y la educación, que desde el miedo, el desconocimiento y la inseguridad, esto último, sí, es lo que ocasiona el sexo anal doloroso.
Antes que nada –y sobre todo para evitar sexo anal doloroso–, es importante comprender cómo funciona la fisionomía del cuerpo – principalmente en la zona anal. Actualmente se sabe que existen distintos tipos de esfínteres, los órganos que permiten mantener cumplir con nuestras necesidades fisiológicas en un óptimo funcionamiento y estado:
- esfínter externo, el cual es un músculo estriado que permite la salida –y entrada– de manera voluntaria;
- esfinter interno, el cual es un músculo liso y de reacción involuntaria –no se controla a voluntad– que apoya al esfínter externo en las tareas de expulsión de materia fecal, a ocluir la abertura anal para evitar la entrada de objetos que podrían dañar las paredes intestinales, y a detener el paso tanto de gases como heces líquidas.
Generalmente hablando, la zona anal cuenta con una cantidad significativa de terminaciones nerviosas; tales como los nervios anales inferiores, el nervio pudendo y el nervio perineal. Por lo que esta zona suele ser MUY sensible a estímulos. Es decir, si se estimula de manera adecuada y placentera, el placer suele ser único e intenso; pero si se estimula si conocer el ritmo y las maneras –como por ejemplo, querer penetrar sin haber estimulado manual u oralmente–, puede ser muy doloroso.
El esfínter externo se puede enseñar a dilatarse de manera voluntaria, ya que, como hemos dicho, es un músculo que se controla a voluntad. De modo que se necesita estimular adecuadamente al estímulo interno para que, de manera involuntaria, permita el paso de un dedo, un juguete anal o un pene.
Recordemos que la zona es muy sensible debido a las terminaciones nerviosas de la zona, por lo que si de pronto sale algún resto de materia fecal – es algo MUY normal y basta con poner una toalla en la cama para garantizar no manchar las sábanas.