En el origen del inusitado afán del presidente Vladímir Putin por defender la «buena memoria» del Ejército Rojo en su actuación en la II Guerra Mundial están los constantes ataques de países como Polonia y las repúblicas bálticas poniendo en cuestión el papel ‘liberador’ de la Unión Soviética, y asegurando que tan malo fue el nazismo –que las tropas soviéticas desmontaban en los estados que ocupaba– como el estalinismo, que instalaban en su lugar.
Eso es lo que viene también a decir el escritor soviético, Vasili Grossman, en su obra 'Vida y Destino' a través de las peripecias de la familia Sháposhnikov, en el Stalingrado asediado por las tropas alemanas, y después narrando las penalidades de los prisioneros.
LEGISLADORES rusos buscan prohibir que la gente compare el comportamiento del ejército soviético y Joseph Stalin con las acciones de los soldados nazis y Adolfo Hitler.
El presidente ruso, Vladimir Putin, dio instrucciones de que el proyecto de ley sea presentado, después de una reunión del Consejo Presidencial para la Cultura y las Artes en octubre. Quienes se oponen a la legislación la han criticado por violar la libertad de expresión.
Sin embargo, quienes apoyan la propuesta de ley argumentan que no se trata de reprimir lo que dice la gente, sino de reconocer la contribución de Rusia en la caída de Hitler. “El ejército soviético es un liberador y, por lo tanto, un benefactor de Europa”, declaró Elena Yampolskaya, presidenta del Comité de Cultura.
“Es posible y necesario discutir cualesquiera situaciones específicas, hechos, documentos. Solo no olvidemos que la Unión Soviética, el pueblo ruso, entabló la principal lucha contra el mal universal del nazismo”.