logo
header-add

Cosas que no hacemos, resultado de un viaje de sueños y amistad, dice Bruno Santamaría

por Enrique Herbert C.
27-06-2021

Comparte en

Se estrena la cinta mexicana Cosas que no hacemos, de Bruno Santamaría Razo. Cuenta la historia de Dayanara una adolescente transgénero de un pueblito de la Costa del Pacífico mexicano, que, acompañada por el realizador, buscará el momento ideal para compartir con su familia su sueño de ser mujer a pesar de los peligros latentes que viven en México personas como ella.

El director destacó: “Es muy conmovedor pensar que estamos por compartir el trabajo que comenzamos hace seis años. Lo que empezó como un secreto nos llevó a una idea, ésta a un viaje y éste a un encuentro. Conocimos a Dayanara y cambió la idea, el viaje, la película y mi vida”.

Agregó: “Cosas que no hacemos es el resultado de un viaje de sueños, accidentes y experiencias, una película que busca hacer sentir el gesto de maduración de un adolescente que da un paso para ser adulto”.

Egresado del Centro de Capacitación Cinematográfica, Santamaría recordó que “en el viaje un niño me contó que cada Navidad en el cielo pasa Santa Claus aventando dulces a los pequeños de las islas en Nayarit. Lo describió como algo real. Fui a la del Roblito. Quise estar ahí esa temporada”.

Relató: “Empecé dando clases de video a los niños del pueblo. Hacían cartas que se convertían en guiones que con el celular filmaban. Los resultados los vimos en sus casas. Eso despertó la idea de proyectar películas al aire libre, pasamos desde cintas de Chaplin hasta Margarita (mi primer documental). Creo que eso ayudó para explicar lo que haríamos nosotros en esta película, pude hablar del papel de la cámara, del cineasta y el de los niños. Tenía un secreto en mi vida y quise ir a buscar dónde poder contarlo. Pensé que eso me haría crecer, madurar o que quizás madurar y crecer me haría poder hablar de los secretos”.

Sostuvo que a partir de esa experiencia “la película apareció, se fue escribiendo. Al principio sólo sabía que quería rodar algo que hiciera sentir un proceso de maduración, de crecimiento. Pensé que filmar con niños en un espacio donde se sintiera de primera mano la violencia que se vive en México me permitiría estar cerca del proceso de transformación de una mirada: de pequeño a adulto.