Con el cerebro confianza de los Bulls -Donovan, el vicepresidente ejecutivo de operaciones de baloncesto Arturas Karnisovas y el gerente general Marc Eversley-, DeRozan viaja al UNLV - Thomas & Mack Centerr desde el hotel del equipo en el Waldorf Astoria Las Vegas. La noche anterior, el cuarteto había cenado juntos en el Hotel Aria, en lo que efectivamente era una primera cita.

Hablaron sobre la vida de DeRozan en la liga y sus planes de buscar casa en Chicago. Fue una velada agradable. Las nuevas relaciones de la NBA siempre son agradables en agosto.

Donovan y su personal habían pasado la última semana participando en un curso avanzado de DeMarología. Habían estudiado videos de su época en Toronto y San Antonio. Habían tomado nota de cómo, dónde y cuándo su escolta dominante había recibido el balón en la mitad de la duela. Armados con estas primeras impresiones, y bajo los sonidos de zapatillas chirriantes en el pequeño gimnasio de la UNLV, Donovan y DeRozan tienen su primera discusión sobre sus respectivas filosofías de baloncesto.

DeRozan le dice a Donovan que es consciente de su reputación principalmente como un jugador aislado de rango medio, pero siente que esta percepción es injusta. Dice que le encanta inspeccionar la media cancha desde el centro de la cancha y encontrar compañeros de equipo, algo que se convirtió en un elemento básico de su juego en San Antonio. Donovan le dice a DeRozan que quiere que el equipo corra y acelere el ritmo para maximizar a los recién llegados Lonzo Ball y Zach LaVine.

Dos jugadores de baloncesto que habían encontrado el éxito de diferentes maneras se comprometieron a encontrar una visión común que ayudaría a los Bulls a ganar su primera serie de playoffs desde 2015.

"Le dije que estaba abierto a cualquier cosa que quisiera hacer”, dice DeRozan ahora.

"Fue una conversación increíble", dice Donovan. "Es un sabio del baloncesto".