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Dos hombres también quieren la presidencia

por Felipe León López
27-09-2023

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Podrían haber dos candidatos presidenciables hombres al gobierno de México quienes, pese a todos los pronósticos en contra, desearían un tú a tú frente las dos mujeres, hoy por hoy, más fuertes aspirantes a ganar la Presidencia del país. Se trata de Samuel García, que contendría bajo las siglas de Movimiento Ciudadano, y Eduardo Verástegui, candidato sin partido, pero con respaldos  e intereses que son de consideración. A estas horas, muy poco probable que Marcelo Ebrard pueda tener un respaldo partidista, dado que su oportunidad para inscribirse como independiente se le acabó.

 

Dos actores que entrarían a la escena de la sucesión presidencial a jugar papeles poco decorosos, pues por fortuna ninguno tiene posibilidades de ganar, pero importantes para los intereses que tienen detrás. 

 

Y aunque en tal condición se inscribieron en el INE los “ciudadanos” Rocío Gabriela González Castañeda; el ex gobernador de Oaxaca, al que le estalló la APPO, Ulises Ruiz Ortiz; César Enrique Asiain del Castillo; el pastor cristiano y dirigente del Partido Encuesto Solidario, Hugo Eric Flores Cervantes; María Ofelia Edgar Mares y Eduardo Verástegui Córdoba,  es éste último quien sí tendría posibilidades de cubrir con los requisitos. 

 

En el caso del señor Eduardo Verástegui, más allá de su pasado como actor de telenovelas y productor exitoso de películas de curioso y contrastante contenido social, Bella, Little Boy y Sonido de Libertad, algunas de las cuales han sido elogiadas y multipremiadas,  actualmente dirige Movimiento Viva México en Libertad, una asociación de carácter confesional y católico y, goza del respaldo público del ex presidente estadounidense y de nuevo posible próximo candidato republicano, Donald Trump.

 

La misión técnica de Eduardo Verástegui es recoger firmas de apoyo del uno por ciento del padrón nacional de electores de al menos 17 entidades del país, algo así como 966 mil 433 ciudadanos que quieran apoyarlo. Y la misión política será la aglutinar a ese segmento de mexicanos que se mantienen en el catolicismo militante y que desprecian a todo lo que venga del mundo pecador del progresismo o políticas públicas ligeramente “socialistas”, los cualese no son pocos, ni han estado quietos.

 

Esa derecha extremadamente conservadora es la que primero se aglutinó alrededor del Frente Nacional AntiAMLO (FRENAA) y después han tendido puentes con figuras como el dueto Azteca, la senadora Lilly Téllez y el empresario Ricardo Salinas Pliego, y en la actualidad han comenzado a tejer fino para jalar los apoyos económicos y sociales de los movimientos católicos del todo el país para que los votos tradicionales hacia el Partido Acción Nacional ahora se vayan con Verástegui, ante lo que consideran una traición con la candidatura de Xóchitl Gálvez, a la que califican infiltrada del comunismo (y lo dicen en serio).

 

Si bien algunos consideran que esta derecha que representa lo mismo que el PAN  se equivocan, pues los azules hace tiempo siguen alineados a la democracia cristiana internacional, mientras que la asociación civil de Eduardo Verástegui  forma parte de la Conferencia Política de Acción Conservadora(CPAC), la cual tiene en sus filas a los líderes del conservadurismo internacional como el mismísimo Donald Trump, el medieval español Santiago Abascal, el sindicalista anticomunista Lech Walesa, el ex presidente brasileño Eduardo Bolsonaro, el empresario neofascista Steve Bannon, el republicano de la derechista asociación cubano-americana Ted Cruz, y el aspirante presidencial argentino en ascenso bajo consignas del neopopulismo de derecha, Javier Milei.

 

El papel de la candidatura de Verástegui será desfondar de bases de apoyo al PAN y a las figuras de las derechas tradicionales en México, con miras a construir un movimiento conservador fuerte que comience a operar al futuro, como lo hicieron en Francia, España, Estados Unidos, Brasil y Argentina, y ahora también hacen en Chile, aprovechando los graves errores de gobiernos de progresistas. 

 

Un caso aparte es el esposo de la youtuber Mariana Rodríguez Cantón, Samuel García, un producto neto de la mercadotecnia aplicada en la comunicación digital, como en su momento también lo fue Jaime Rodríguez, “El Bronco”, candidato del Facebook. Si bien el Movimiento Ciudadano se autodefine como partido socialdemócrata, el caso del gobernador de Nuevo León carece de ideología y, por tanto, de políticas públicas firmes y de trascendencia nacional. 

 

Sin embargo y pese a sus deficientes limitaciones, si no ocurre algo extraordinario, más allá del enojo de un sector del Grupo Monterrey y la probable oposición del Grupo Jalisco, sería el abanderado de MC por disposición de Dante Delgado y con ello asegurar número de votos suficientes para seguir como tercera fuerza y tercera vía, ganando gubernaturas y alcaldías, negociando su papel de bisagra en los congresos y ayuntamientos. 

 

A menos que suceda un milagro político, la boleta electoral presidencial del 2024 estaría completa con estos dos personajes, los cuales no ganarán y si acaso serán la botana cómica en caso de que las campañas de las dos punteras sean aburridas, algo que dudamos mucho y, claro, tendría su desenlace trágico si alguno de ellos termina quitándole votos y simpatías a cualquiera de las dos coaliciones partidistas en disputa por el poder. 

 

Respecto a lo anterior, no pocos consideran que ambos personajes terminarían sirviendo más al plan transexenal de la 4T, porque sí, ha sido recurrente que en las últimas elecciones MC haya sido la diferencia entre la victoria y la derrota para el frente opositor, mientras que el papel de Verástegui como lo ha sido del empresario amigo del presidente AMLO, Salinas Pliego y Lilly Téllez, su papel sería generar estridencia moral y atraer los votos de las derechas.

 

 

+ El crimen organizado quiere jugar en la CDMX…  Un tema de gran preocupación ronda al gabinete de seguridad y gobierno de la CDMX porque se trata de la llegada de un fenómeno que se ha dado en otras partes del país. Se trata de la incipiente, pero acelerada, conformación de bases sociales del crimen organizado aprovechando información privilegiada de predios e inmuebles abandonados los cuales están invadiendo, especialmente en la zona centro y en alcaldías como Iztapalapa y Tláhuac. De acuerdo con información sensible, organizaciones delictivas de la misma capital, de Michoacán, de Guerrero y de Jalisco estarían incluso operando con grupos políticos y sociales. 

 

+ Estados paralelos en Guerrero y Chiapas…  El 22 de junio de 2022 publicamos en Julio Astillero el artículo “Estados paralelos, ¿Estados fallidos?” anticipando y denunciando la situación que se viven en amplias regiones del país como la tierra caliente de Michoacán, Guerrero y el EDOMEX, así como en entidades fronterizas como Chiapas y Tamaulipas. Hoy la crisis es más fuerte. Escribimos: “Cuando nos referimos a los “estados paralelos” o “paraestados”, consideramos que en México algo similar ocurre a la estructura superpuesta que construyeron los grupos armados en Colombia, cuando, por un lado, operaban territorialmente las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), Ejército de Liberación Nacional (ELN) y los paramilitares y, por el otro, los cárteles de Medellín y de Cali. “Un Estado paralelo o paraestado, significa que son grupos que han logrado consolidar un poder económico, político y social de tal significancia, que poseen un control casi que absoluto sobre una gran parte del territorio y en éste imponen sus leyes y normas como lo haría cualquier Estado”. (Wiliam Ortiz Jiménez: “Estados paralelos o los paraestados: un dilema en el actual conflicto en Colombia”, Cuadernos del Sur, 2008).