El periodista suizo Sandro Benini es editor de cultura y sociedad del diario Tages-Anzeiger, de Zúrich. Ha escrito un interesante artículo acerca de un escándalo futbolístico —y geopolítico— relacionado con el triunfo de Suiza sobre Serbia en el último partido de la primera fase de Qatar 2022.
El escándalo lo protagonizó el capitán suizo, Granit Xhaka, quien se agarró los huevos para burlarse de todo el equipo serbio.
Xhaka, de origen albanés, además de enseñar sus desos a los serbios, en determinado momento del partido exhibió una camiseta que no era suya, sino del joven futbolista suizo Jashari, cuyo apellido es exactamente el mismo del fundador del Ejército de Liberación de Kosovo, ejecutado por el ejército serbio en 1998.
El periodista Sandro Benini decidió escribir una historia del obsceno gesto de tocarse los huevos para burlarse o retar a alguien.
Por cierto, el señor Benini conoce México, ya que fue corresponsal en nuestro país y, el pasado sexenio, escribió un libro sobre la guerra contra el narco. Drogas, guerra, México: el lugar más peligroso del mundo. He traducido, con ayuda de Google, el título de la obra, que no sé si esté disponible en español.
GUERRA CONTRA EL NARCO
A Sandro Benini, entonces, no le resultará difícil imaginar a nuestros narcos imitando el machista gesto del futbolista suizo… Ni, tampoco, le resultará complicado ver a nuestros políticos haciendo lo mismo.
El artículo de ayer de Benini —”Mira, soy un hombre, mira, tengo huevos”—, un escrito previo al enfrentamiento de este martes entre Suiza y Portugal, hace referencia al futbolista Xhaka, pero cabría adaptarlo para describir lo que últimamente han hecho Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard: “Mira, Andrés Manuel, somos hombres, tenemos huevos, podemos irnos a la oposición”.
A Xhaka le funcionó “la obscenidad del gesto”, narra Benini: los serbios se encolerizaron y se fueron a casa derrotados y frustrados.
De ahí que Sandro Benini haya decidido escribir la historia del crotch grab, que en la música hizo popular Michael Jackson.
El periodista suizo empieza por “la forma más inofensiva de crotch grab, la motivada médicamente: picazón”. Es decir, así lo supongo, rascarse los huevos.
Después, Benini explica que nos tocamos los desos por la hormona oxitocina, ya que hacerlo “tiene un efecto calmante, por lo que los hombres tienden cada vez más a tocar la región correspondiente del cuerpo durante una situación estresante”.
Desde luego, el futbolista Granit Xhaka, los narcos mexicanos y las corcholatas Ebrard y Monreal en la intimidad de sus domicilios se tocarán los huevos para tranquilizarse o por comezón, pero en el partido contra Serbia —y en los enfrentamientos entre mafias, lo mismo que en la contienda presidencial 2024—, ellos se agarran sus huevitos por el simbolismo machista de hacerlo.
El origen del gesto —cita Benini al periódico británico The Telegraph—, puede encontrarse en la época precristiana, cuando se realizaba el crotch grab “como un gesto simbólico de protección”. Tal simbolismo se mantiene hasta el día de hoy, al menos en Italia, donde se utiliza para proteger “la capacidad reproductiva, es decir, en última instancia, a los descendientes y a la futura familia, de los peligros”.
En la actualidad, tal gesto “también es una broma para señalar la voluntad de correr un riesgo y expresar la esperanza de que todo vaya bien”.
Agarrarse los huevos: “Gesto de masculinidad y burla”
Desde luego, el futbolista Granit Xhaka se agarró los huevos frente a la selección de Serbia por otra razón: gritar sin palabras a los rivales “Mira, soy un hombre, mira, tengo huevos”. Y es que los testículos, como el pene, son un fuerte símbolo de absurda masculinidad: “El crotch grab demuestra, incluso celebra su propia masculinidad y al mismo tiempo afirma de una manera obscena y burlonante que el otro es menos, o no viril en absoluto, y, por lo tanto, inferior. O, para permanecer en el mismo campo semántico: un pelele”.
Los huevitos de Monreal y Ebrard
Como van perdiendo en las encuestas —peor aún, van perdiendo frente a una mujer, Claudia Sheinbaum—, desesperados y enojados desde hace rato, Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard se tocan los huevos para dar a entender que ellos, los machitos de Morena, son superiores a ella, la funcionaria a la que quieran ver en su casa preparando el café y las galletitas a las visitas.
El problema de Monreal y Ebrard es que mientras más se agarran los huevos para demostrar que son mejores que Sheinbaum, esta mujer más crece en las encuestas. Entonces, ya metidos en terrenos muy lodosos, han decidido incrementar sus acciones políticamente machistas y empiezan a dirigir el gesto tan obsceno y vulgar al presidente López Obrador: “Mira, Andrés Manuel, soy hombre, tengo huevos y si no me quedo con la candidatura en Morena, me voy a la oposición”.
¿Qué les ha contestado el presidente Andrés Manuel López Obrador? “Que les vaya bien, sigan su camino”. Es decir, si tantos huevos tienen, atrévanse ya a dar la pelea por otros partidos contra una mujer que simple y sencillamente ha hecho mejor trabajo.
¿Y Adán Augusto López? Se ha calmado. Parecía hace semanas que iba a andar permanentemente enseñando los huevos a todo el mundo, pero ya se ve más ubicado en su realidad. A Diferencia de Ebrard y Monreal, don Adán sí lee correctamente las encuestas, que en tiempos de cambio en el tradicionalmente machista México, la favorecen a ella y no a ellos.