El repunte inflacionario es uno de los principales problemas que enfrentan los países que conforman el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, (T-MEC), que se encuentra en su mayor nivel en décadas y los países se enfrentan a una serie de obstáculos para poder controlarlo,.
Esto, ante el fuerte incremento en los precios de los energéticos y otras materias primas, además de los trastornos en las cadenas de suministro globales, principalmente.
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Ayer Canadá informó que la inflación se ubicó en octubre en 4.7 por ciento anual, la cifra más alta desde marzo de 2003. En el mismo mes en Estados Unidos se ubicó en 6.2 por ciento anual, el más elevado desde 1990.
“Es probable que la inflación se mantenga elevada en los próximos meses, ya que el alza en los precios de la energía, las interrupciones del suministro y los desequilibrios entre la oferta y la demanda tras la reapertura de la economía continúan presionando los precios”, señaló Michael Davenport, economista para Canadá de Oxford Economics.
En México, los precios al consumidor alcanzaron un crecimiento anual de 6.2 por ciento, también en octubre, y esta fue su mayor cifra desde 2017, y los pronósticos de algunos analistas apuntan a que cerrará el año en 7.0 por ciento, a niveles de 2001.
Carlos González, director del grupo financiero Monex, explicó que debido a los incentivos económicos para impulsar a la economía la demanda se incrementó, pero con la pandemia cambiaron los hábitos de consumo, que aunado al proceso de inventarios y con los cierres de fábricas se generó una disrupción en las cadenas productivas y con la crisis energética se ha traducido en un alza importante en los precios.
“La elevada inflación es global porque es una consecuencia de la desincronización provocada por la pandemia. Se han elevado los costos de fletes marítimos, los precios de las materias primas y ha provocado cuellos de botella en los grandes centros de logística”, dijo por su parte Gabriela Siller, directora de análisis económico y financiero de Banco Base.
Las presiones inflacionarias se agudizan al mismo tiempo que la recuperación de las economías está perdiendo vigor, lo que eleva las preocupaciones sobre el impacto que puede tener sobre el crecimiento.
“Las sorpresas inflacionarias crean más dudas sobre el incremento “transitorio”, mientras que los datos recientes también señalan riesgos de crecimiento a corto plazo”, indicaron analistas de Barclays en un reporte reciente.
Tras un descalabro de más de 8 por ciento en el PIB en México durante 2020, los analistas prevén que la economía mexicana avanzará 6.0 por ciento en el presente año, y en gran medida será impulsada por el dinamismo de su vecino del norte.
“En un contexto de recesión a nivel mundial y con los incentivos en EU, la economía nacional tuvo un repunte importante. Actualmente la economía norteamericana está en niveles por arriba de los observados antes de la pandemia, mientras que en México, todavía no hay una recuperación total, pero gran parte de dicha mejoría es por las exportaciones y sobre todo a la demanda externa de las manufacturas”, expuso González.
Siller indicó que para el ritmo de crecimiento actual, las exportaciones de EU se deberían estar avanzando alrededor de 25 por ciento, pero se estima que sólo crecerán 18 por ciento en el año. “Para EU representa una desaceleración pero para México un freno en la recuperación”, dijo.
En el periodo que lleva el acuerdo comercial con América del Norte, de 1994 a la fecha, el PIB de México reporta un crecimiento promedio de 1.9 por ciento, mientras que en EU la cifra es de 2.3 por ciento y de 2.2 por ciento en Canadá.