La corriente que transcurre hacia el norte de Europa es la circulación de retorno meridional del Atlántico que transporta masas de agua cálida desde los trópicos hasta nuestro continente.
En los últimos años ya se había observado que esa circulación se estaba ralentizando y se esperaba que se debilitase especialmente a final de siglo, pero un informe publicado en "Nature" esta semana asegura que está al borde de un colapso inminente.
Las consecuencias son especialmente graves para Europa, el clima se enfriará y habrá ciclogénsesis explosivas y fuertes nevadas más frecuentes. Aún no se sabe cuándo ocurrirá pero lo iremos notando en las próximas décadas.
Cada gramo de CO2 emitido a la atmósfera favorece la ralentización de esa corriente, que también tendrá impactos a nivel global. Reduciría los monzones en los trópicos, incrementando las sequías en el Sahel africano o secando las selvas del Amazonas.
Este colapso supondrá un punto de no retorno que obliga a revisar los modelos previstos hasta ahora.
El clima tal y como lo conocemos cambiará de forma radical.