Por Daniela Castañeda Chico:

Pues nada, que el pseudofeminismo académico ofreció otra inmejorable muestra de su oportunismo, la semana pasada, en la UNAM, cuando hizo mutis frente a la violencia contra tres mujeres.

 No solo en el campus, también en la opinión pública y en la prensa que dio cobertura al caso, todavía se está en espera de que las mismas mujeres que airadamente alzaron la voz, marcharon y retaron al mundo para defender a Zoraida García por los insultos de un profesor de la Facultad de Derecho, digan algo en solidaridad con las dos profesoras, Sonia Venegas y Patricia Merodio, además de la trabajadora, Adriana  García, que por oponerse al cierre irracional e injustificado de su Facultad el miércoles pasado, fueron agredidas físicamente por una turba de porros y golpeadores que se hacían pasar por estudiantes.

La propia Zoraida García, que se indignó al extremo y exigió toda clase de disculpas públicas y la mayor de las sanciones para quien la insultó, guardó un cómodo y cómplice silencio ante los jalones, empellones y golpes recibidos por las tres mujeres, a manos del grupo de trogloditas, minoritario pero violento, que intentaba cerrar la escuela de Derecho.

Otro del que no se supo nada en este caso de violencia física de género, pero que en un acto de oportunismo absolutamente ramplón, se apresuró a solidarizarse con Zoraida García hace apenas dos semanas, es el director de la Facultad de Medicina, Germán Fajardo, candidato por cierto, a rector de la UNAM.

 Es cierto que hay palabras que lastiman más que los golpes, pero se supone que la violencia es inadmisible en el ámbito universitario, además de que levantar la mano contra una mujer es inadmisible e injustificable en cualquier circunstancia. Sin embargo, parece que para muchas pseudofeministas de la UNAM, y para personajes como Fajardo, el feminismo no es una causa, sino otra simple bandera política para lucrar.