Para el gobernador José Ricardo Gallardo Cardona, el lunes 15 de noviembre fue un día histórico para las y los potosinos.

¿Se resolvieron las penurias financieras del Hospital Central, cuyo déficit cerrará este año en 400 millones de pesos?

No.

¿Se construirá un nuevo aeropuerto para sustituir el Ponciano Arriaga y con ello, contar con la terminal aérea más importante del Bajío?

No.

¿Se  anunció el arribo de nuevas armadoras de vehículos para hacer de San Luis Potosí el principal clúster automotriz de la nación? 

No.

El día 15 de noviembre se anidará en la memoria local porque se abrió al público “la primera tortillería en la historia de San Luis Potosí”. 

Está en Aquismón.

En el primer día, regalaron las tortillas, pero después costarán solamente diez pesos; los primeros paquetes los entregó el mandatario.

El alcalde de ese municipio, Cuauhtémoc Balderas Yáñez, también consideró como hecho histórico la apertura de la tortillería subsidiada. El ayuntamiento, donó tres motocicletas para llevar la tortilla a las comunidades.

Se trata, dijo el gobernador, “de un programa muy noble” que se extenderá a todo el estado y a sus comunidades, “pero también las vamos a poner su purificadora de agua gratuita”.

Aquismón ocupa la octava posición entre los 58 municipios con mayor índice de pobreza, pero el gobernador estableció el objetivo de que en tres años se ubique en la posición 25.

No es para despreciar que miles de personas en condiciones de pobreza accedan a un producto alimenticio de primer orden como es la tortilla.

Sin embargo, considerar que se trata de un hecho histórico la apertura de la primera tortillería del sexenio, parece una exageración.

El gobernador  aseguró a los habitantes de ese pueblo mágico, que no todo serán apoyos sociales, sino que se construirán caminos, carreteras y otras obras en beneficio de la gente.

Tal vez habría sido mejor empezar con esas obras.