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El sitio de Leningrado

por Enrique Herbert C.
16-03-2022

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Sin luz, agua, calefacción o comida. La mayor parte del día, sin poder comunicarse con el mundo exterior, atemorizados por el estruendo de los misiles y la metralla.

"Nos bombardean constantemente. Estamos sin nada", le dice a la BBC Oksana, una residente de la ciudad ucraniana de Mariúpol.

Desde hace casi dos semanas, la localidad, como otras tantas en Ucrania, ha sido asediada sin descanso por las tropas rusas.

Zonas residenciales enteras han sido reducidas a escombros e incluso hospitales y escuelan muestran las cicatrices oscuras de las bombas.

Las fuerzas del Kremlin han cortado el acceso a todos los servicios básicos mientras la ciudad se hiela en inverno.

Imágenes y testimonios desde allí muestran a los residentes reunidos en las calles, cuando las explosiones lo permiten, para cocinar con pedazos de troncos de árboles su comida y, también, formando milicias urbanas para hacer frente al asedio.

"Al menos está nevando. Hay nieve, así que habrá agua, porque la nieve se puede derretir", dice Oksana.

Para ella, como para otros tantos residentes de la ciudad, su realidad ahora se vincula con la memoria terrible de uno de los hechos que más marcó a las repúblicas exsoviéticas: el asedio que vivió por casi 900 días la antigua capital del imperio ruso.

"Para muchos de los que viven en Mariúpol esta situación es como el sitio de Leningrado", dice Diana Kuryshko, periodista del servicio ucraniano de la BBC.

El propio secretario de Estado de EE.UU., Anthony Blinken, asoció la situación en la ciudad ucraniana con la que vivió la actual ciudad rusa de San Petersburgo, sitiada por los nazis.

"Todos los rusos han aprendido sobre el asedio de Leningrado durante la II Guerra Mundial. Lamentablemente, la historia se ha repetido, pero ahora es el gobierno ruso el que cruelmente mata de hambre a las ciudades ucranianas", escribió Blinken en Twitter.

La asociación entre los asedios despertó señales de apoyos, pero también cuestionamientos entre quienes vieron como desproporcionada la comparación con una de las mayores tragedias de la historia rusa reciente.

Pero para el historiador Richard Bidlack, profesor de la Universidad Washington and Lee y uno de los investigadores internacionales más reconocidos sobre el sitio de Leningrado, la asociación cobra sentido, más allá de la duración y la envergadura de ambos asedios.

"El paralelismo histórico está presente: ciudades que son cercadas por tropas invasoras, que cortan agua, luz y alimentos a sus habitantes, que tratan de vaciarlas con el hambre y con el fuego de misiles y artillería. Y también, con la resistencia popular al invasor través de milicias… son todos factores comunes", le dice a BBC Mundo.