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El temor a la esperanza

por Redacción
18-01-2021

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Francisco Abundis

 

La vacuna contra el virus del Covid 19 en la que se depositan nuestras esperanzas para regresar a la normalidad en el año que inicia, también es el origen de nuestra incertidumbre. Es razonable que una vacuna que se produjo en tiempo record genere muchas dudas y que sea motivo de temor. Las vacunas que normalmente se producen en diez años, para el caso del Covid 19 se produjo sólo en uno. Los efectos secundarios o colaterales de las vacunas frecuentemente no son inmediatos y suele tomar tiempo antes de conocerse. Por ello es razonable que una parte considerable de la ciudadanía en México y buena parte del mundo tenga sus dudas si quiere ser inmunizado.

 

De acuerdo con un reporte del Pew Research uno de cada cuatro estadounidenses “probablemente” o “definitivamente” no quieren aplicarse la vacuna. Si bien estos porcentajes son preocupantes, de acuerdo con otra medición del mismo Pew Research realizada en septiembre, casi la mitad de la población pensaba así. Es decir, la suspicacia ha bajado, pero no deja de ser alta.

 

 

En México el porcentaje de aquellos que dudan o definitivamente no quieren vacunarse es aún mayor. Esta es la opinión de uno de cada tres mexicanos mayores de 18 años en nuestro país. Es decir, entre los que no saben si ponerse la vacuna (10 por ciento) o los que explícitamente dicen que no se la pondrán (22 por ciento) suman casi uno de cada tres mexicanos (32 por ciento). Comparado con los que no querían vacunarse contra la influenza la diferencia es sustancial. Más grave aún es que la mayor parte de aquellos que no quieren vacunarse dicen desconfiar de la vacuna (45%).

 

Estos porcentajes son sustancialmente distintos a aquellos que se expresaron contra la vacuna de la influenza. En 2009 cuando se realizó esa campaña de vacunación el porcentaje de aquellos que no se querían vacunar (18% ) o los que tenían dudas (3%) eran menores.

 

Estos números parecen que nos obligan a reflexionar sobre cuales son los temores de la población ante esta pandemia y su posible corrección. Con los números observados uno podría concluir fácilmente que hace falta una campaña de comunicación en la que distintos argumentos deban convencer a la población de que un mal menor debería de ser irrelevante frente a un bien superior.

 

 

En Estados Unidos de los 2.1 millones de personas vacunadas, solamente 11 han tenido reacciones alérgicas serias, lo cual representa una persona en 190 mil vacunadas. Esto parece un porcentaje mucho menor a las personas alérgicas a penicilina, que son cerca de 1 en 10.

 

Todos estos riesgos de la vacuna para prevenir el contagio del virus del Covid 19 parecen mínimos comparados con el peligro de perecer en esta pandemia. Los números en Estados Unidos son contundentes sin la vacuna. Para aquellos ciudadanos de 60 años y más, uno de 58 perecerá. Para quienes tienen entre 40 y 59 años, uno de 833 morirá. Y para aquellos que tienen menos de 40 años su peligro será menor, sólo uno en 10,000 perecerá.

 

Los casos en los que algunos profesionales de la salud han tenido reacciones alérgicas a la vacuna son contados, pero muy visibles mediáticamente. Hasta ahora son casos aislados, pero muy publicitados. Ello magnifica el temor del ciudadano promedio.

 

 

Las vacunas serán como las encuestas en términos de su eficacia. Una de veinte fallará o no será efectiva, es decir tienen 95 por ciento de confianza. No son infalibles, pero no contar con su protección es infinitamente más peligroso frente al Covid 19. Es evidente que en un cálculo racional y de probabilidades es menor el peligro de vacunarse a no hacerlo.

 

Con estos números parece urgente una campaña de concientización de los riesgos que implica no ser inmunizado. El argumento de calculo de riesgo racional no será suficiente, tendrá que ser como las mejores campañas de comunicación atendiendo al efecto emotivo. Hacer cuentas con los ciudadanos probablemente no es buena idea.

 

 

El zar anti Covid en Estados Unidos Anthony Fauci asegura que si no se inmuniza por lo menos al 75 por ciento de la población no habrá inmunización de rebaño. Aún sí en México se vacunaran todos los que tienen predisposición a hacerlo estaríamos 7 puntos por debajo de este objetivo. Todos aquellos que ponen su esperanza en la vacuna sería útil se armen de argumentos, se conviertan en voceros y estén listos para convencer a la tercera parte de la población renuente a la inoculación. Aquí sólo ofrezco algunas ideas para esa noble tarea.