CELAC
No fue una buena semana para el compañero presidente y camarada Andrés Manuel López Obrador. La agenda se concentró básicamente en dos temas: los festejos de la Independencia de México y la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Celebración llena de simbolismos trasnochados, un desfile militar utilizado para hablar de Cuba y los resultados de la reunión no fueron los que AMLO esperaba.
Éxito de DEAN, Calderón y OEA
La CELAC estuvo muy lejos de lo que esperaba el presidente. Por el contrario, salió regañado y puesto en evidencia por otros mandatarios. AMLO mostró desconocimiento acerca de quién y porqué se creó la reunión y sus sueños bolivarianos fueron a parar al cajón de la basura. Cabe recordar que fue su némesis, Felipe Calderón, quien tuvo la iniciativa y la capacidad de impulsar el foro de unidad latinoamericana.
La CELAC fue fundada en 2010 por iniciativa de México durante la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe celebrada en la Riviera Maya. En ese año la Canciller Patricia Espinosa ocupó las presidencias del Grupo de Río -heredero del Grupo Contadora- y de la Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo. Fue en 2011 cuando se institucionalizó con la Declaración de Caracas. Es el único foro que reúne a los 33 países de Latinoamérica y el Caribe y, a diferencia de la OEA, no contempla la participación de Canadá y Estados Unidos.
El espíritu de la CELAC fue superar políticas adversas al desarrollo regional y global. La posición quedó consolidada por el esfuerzo de dos grandes mujeres, Patricia Espinosa, Canciller en la administración de Felipe Calderón y actual secretaria ejecutiva en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL.
La CELAC cuenta con asociaciones extra regionales que fortalecen la interlocución de la región con el mundo, como CELAC-Unión Europea, que reúne a los 61 países; y el Foro CELAC-China, que acerca a Asia en materia de inversiones, infraestructura y tecnología. Asimismo, la CELAC ha mantenido acercamientos con otros países estratégicos como Corea, India, Japón, Rusia y Turquía.
A la llegada del gran amigo de AMLO, Donald Trump, la CELAC tuvo un periodo de crisis que pudo destruirla. No es casual la división ideológica que se generó entre los países miembros. Por un lado, la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), que respalda a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua frente a las críticas y sanciones de la comunidad internacional y por el otro, los integrantes del Grupo de Lima, que no reconocen al régimen de Nicolás Maduro y apoyan la aplicación de la Carta Democrática a Nicaragua en la OEA.
Lamentablemente, el espíritu de la CELAC fue traicionado por AMLO, quien hizo lo que al parecer es su única moneda de cambio: radicalizar, polarizar, engañar e imponer su forma de pensar sin lograr ni la unión, ni desaparecer la OEA y ridiculizando a México.
El tiro por la culata
En su discurso de “Independencia” de Cuba, el camarada presidente lanzó mensajes contradictorios y acusó a Estados Unidos de imponer una “perversa estrategia” que, en caso de tener éxito “se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco, en una mancha de que esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos”.
Y durante la cumbre del CELAC pretendió erigirse como el nuevo Simón Bolívar y que todos se unieran en torno a su figura para validar la corriente del bloque de Cuba-Nicaragua-Venezuela-Bolivia.
Pero, con su discurso del pasado 16 de septiembre en favor de Cuba y Venezuela y el de la inauguración de los eventos de la CELAC, quedó al descubierto su carácter autoritario, así lo dejaron ver los posicionamientos de algunos mandatarios, como el de Uruguay, Colombia y Paraguay.
Ante los argumentos de AMLO, Luis Lacalle de Uruguay, aclaró: “Participar de este foro no significa ser complaciente” y dejó claro que entre los valores de la CELAC, se encuentra la democracia: “Por supuesto, con el respeto debido, cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se usa el aparato represor para acallar las protestas, cuando se encarcelan opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros, en esta voz tranquila, pero firme, debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela”.
Fue triste ver cómo a partir del discurso de AMLO, los trabajos de la CELAC se convirtieron en un “toma y daca” entre los mandatarios, destruyendo la unidad, la cooperación y la creación de condiciones para un desarrollo económico y social encaminado a reducir las diferencias y generar mejores condiciones de vida en la región.
Es curioso que quienes rompen la unidad latinoamericana y el espíritu por la cual se constituyó, sean precisamente los países con mayor desigualdad, carencias y conflictos político-sociales, como Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia y países donde, sin democracia, los mandatarios se han eternizado o como Argentina, que se debate en una severa crisis política, económica y social.
Durante la CELAC AMLO perdió, no solamente por convertir la reunión en un rotundo fracaso y confrontar a los países integrantes, sino por quedar rebasado como mandatario por Felipe Calderón quien, además de constituir la CELAC tuvo la capacidad de impulsar la unidad para el desarrollo latinoamericano en la reunión de Caracas de 2011.
44 puntos emitieron, los cuales nada es ni vinculante ni relevante, por eso los gringos ni pelaron porque saben que es retórica mientras sirvan la verdadera agenda impuesta en Washington al ocurrente Andrés.