El Rincón del Chamán
Jesús Sánchez
Columnómetro de Aquiles Baeza.
1.- Ojalá y todo quede en percepción, todos podemos equivocarnos, pero es
evidente que en Palacio Nacional andan muy poco o nada entusiasmados con el nuevo
inquilino de la Casa Blanca.
Hasta parece que les gustaba más el trato con el vecino gritón, bravucón que
siempre nos vio como su patio trasero, pues alguien se hizo guaje y nunca
reclamó la construcción del muro de la ignominia y menos aclaró el papel de la
Guardia Nacional como dique al flujo migratorio ilegal hacia el sueño americano.
Fue más que evidente el desdén que limitó los acercamientos con el equipo
de Joe Biden, pues seguramente Trump les hizo creer que había llegado para quedarse.
Se nota que no hay una comunicación fluida con el nuevo gobierno, y si no
chequen el quemón del subsecretario de la cancillería que aprovechó una
entrevista con Carlos Loret de Mola para enviar felicitaciones a la embajadora Roberta
Jacobson por su nombramiento.
Aunque Trump se despidió dejando el mensaje de que reaparecerá chan chan
chan, siendo objetivos, sería muy costoso para nuestro país anteponer una
relación personal sin darle un giro necesario a la nueva realidad de la
vecindad internacional.
Un cambio en los enfoques de la relación bilateral es lo que nos urge, para
aprovechar nuestra posición geoeconómica privilegiada. La mayoría de nuestros
indicadores económicos están para llorar por efecto de la parálisis y la crisis
derivada de la pandemia, y si bien dependemos en mucho de la recuperación de
los vecinos, lo consecuente es sintonizar los esfuerzos de cooperación para
salir del hoyo.
No hay que perder de vista que Biden sabe que su gobierno será juzgado por
la manera en que enfrente y resuelva la crisis de la pandemia, lo cual también
ocurrirá en México.
En las primeras horas de su mandato, Biden firmó 17 órdenes presidenciales,
entre las que destacaron la cancelación de la construcción del muro fronterizo,
la expectativa de una reforma migratoria y el respaldo al programa DACA. Estas
son buenas señales.
Pero también empuja cambios que chocarán principalmente en el tema
energético. A México le toca cambiar su viejo cassette pues mientras acá
seguimos apostando todo al carbón y al petróleo, la prioridad de los vecinos son
las energías limpias.
Por si fuera poco, cada día nos acercamos más al momento en que México
podría perder su grado de inversión por la ineficiencia de Pemex.
Lo malo es que ya comienzan a manejarlo como intromisión y no descarte
usted que al rato alguien se quiera envolver en la bandera del nacionalismo
proteccionista trasnochado.
Otro punto delicado será el cumplimiento de los términos comerciales del
T-MEC, que evitarían la eliminación de órganos autónomos como el IFETEL.
Tenemos que cambiar nuestros enfoques.
En lo político, Biden tiene la difícil tarea de subsanar las heridas que
dejó un gobierno que le apostó a la guerra de los contrarios como fuente del
poder, lo que sólo dejó amargura y furia.
En México no acabamos de superar una estrategia desgastante de
confrontación permanente. Cuando escuchamos expresiones como esa de que en
México habrá vacunas para todos, incluidos los fifís, muestra lo que se conoce
como infantilismo de izquierda.
Por eso, en este nuevo capítulo de la alternancia en el poder con el relevo
presidencial en Estados Unidos, esperamos además de un buen entendimiento entre
los gobiernos vecinos, que los esfuerzos para domar a la pandemia vayan más
allá del discurso mareador y que la recuperación económica no sea tan lenta.
La Reserva Federal de EU estima que en contraste al desplome de 2.4 por
ciento del PIB el año pasado, el crecimiento de la economía estadounidense en
2021 será del orden del 4.2 por ciento y para 2022 de 3.2 puntos. Eso nos
jalará.
Para México esperamos que se confirme un desplome del -9.0 por ciento
promedio para el año pasado, la buena noticia es que este 2021 podríamos crecer
al 3.5 por ciento y en 2022 al 2.5 por ciento, según Citibanamex. Como sea, para
alcanzar el nivel de crecimiento que teníamos en 2018 tendrá que pasar al menos
un lustro. Ouch.
Los internacionalistas están convencidos de que el cambio de estafeta
política en el gobierno de Estados Unidos es una oportunidad de oro para
mejorar la posición de México frente a sus vecinos. Hay que hacer algo más que aplaudir las remesas de los paisanos y
añorar los tiempos idos.
2.- Desaparecer el
Outsourcing en México también tendrá un alto costo electoral.
Organismos
internacionales estiman que la virtual aprobación en el Congreso mexicano de la Ley de Subcontratación en
los términos propuestos por el Ejecutivo, previsto para el periodo ordinario
que inicia en febrero, traerá graves consecuencias para la economía, el empleo,
la seguridad social y el proceso electoral de junio.
Evaluaciones de la World Employment Confederation, International Organisation of Employer y
el American Society Of Mexico, advierten que prohibir y no regular el
outsourcing detonaría la pérdida de más de 5 millones de empleos, además de que
empresas de Europa, Asia y Estados Unidos repensarían sus inversiones para irse
a países donde los sistemas laborales sean más flexibles.
El tema se politizará sin duda pues coincidirá con los tiempos
de las campañas políticas intermedias federales del 6 de junio, pues el problema de inseguridad laboral podría
afectar la paz social.
3.- Dato brutal. Una encuesta de El Financiero reveló que en enero 1 de
cada 4 capitalinos dijo que perdió su empleo o fuente de ingresos en los
últimos tres meses.
4.- El Plan de Tatiana Clouthier es que no hay plan. Dicen.
5.- Nadie da paso sin huarache.
Después de cuatro temporadas palomeras, Patricia Armendáriz deja el
programa de los tiburones (Shark tank) para atender proyectos personales,
anunció en redes. Los chinchorreros dicen que la tía Tatis la premiará con una
chambita como reconocimiento a su abierto activismo.