Este domingo Inglaterra no solo perdió la final de la Eurocopa ante Italia, sino también una batalla en su empeño de acabar con el racismo en el fútbol.
Tanto que la Federación Inglesa de Fútbol (FA, por sus siglas en inglés) y el propio primer ministro británico, Boris Johnson, salieron a condenar los ataques racistas que recibieron las jóvenes estrellas inglesas Jadon Sancho, Marcus Rashford y Bukayo Saka después de fallar sus cobros en la definición por penales que le dio el título a la selección italiana.
Tras el final del partido, los tres jugadores fueron blanco de miles de comentarios racistas en las redes sociales, donde las expresiones agresivas se mezclaron con emojis de gorilas y monos. .
Además un mural que se había pintado en la región de Manchester con el rostro de Rashford fue vandalizado.
La policía señaló que está investigando a los agresores y que estos ataques "no serán permitidos".
Por su parte, el primer ministro británico calificó estas expresiones racistas como "espantosas".
"Este equipo merece elogios como héroes, no comentarios racistas en las redes sociales", dijo Johnson.
"Los responsables de este espantoso abuso deberían avergonzarse de sí mismos", agregó.
Pero el debate estaba servido y venía caldeado por la acción de los jugadores de la selección inglesa de arrodillarse antes de cada partido, un gesto instalado para luchar contra la desigualdad racial en el fútbol.
Cuando el torneo comenzó, el 11 de junio pasado, Johnson no condenó a los hinchas que abuchearon a los jugadores ingleses, cuando éstos hicieron el gesto de bajar una de sus rodillas a la grama en los partidos preparatorios de la Eurocopa.
En vez de condenar los silbidos hostiles, por entonces Johnson se limitó a decir que quería que los hinchas "apoyaran al equipo para animarlo", por lo que fue criticado por políticos de la oposición y acusado de no "tener las agallas para condenar el abucheo".
Es tal el volumen de comentarios agresivos que las empresas confían cada vez más en sistemas automatizados para eliminarlos. Pero estos tienen graves limitaciones.
Por ejemplo, se usó un emoji de orangután en un comentario de Instagram en contra de uno de estos jugadores
Pero el usuario que lo denunció recibió un mensaje que decía "hemos concluido que este comentario no va en contra de nuestras normas de comportamiento".
El mensaje de Instagram continuó admitiendo que "nuestra tecnología no es perfecta" y dejó en claro que el equipo de moderación manual no había podido revisar la decisión debido "al volumen de informes".
Por supuesto que habrá mucha presiónn sobre las empresas para que imposibiliten el uso de ciertas palabras o emojis, pero seguro que también van a citar las críticas de otros que dicen que no deberían vigilar los mensajes de las personas que pueden ser de mal gusto, pero que al final no son ilegales.