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Gozar de la reina o no

por Redacción
12-11-2021

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Luis Buñuel tenía, cuando era joven, una ensoñación diurna, recurrente y morbosamente detallada, en la que se veía teniendo una aventura erótica con, la esposa del rey Alfonso XIII.

En aquella hirviente ensoñación, ya que sus doncellas la desvestían y le ponían sus ropas de dormir, la reina se bebía un vaso de leche en el que Buñuel había vertido un poderoso narcótico. “Un instante después”, nos cuenta en sus memorias, “cuando ella ya estaba profundamente dormida, yo me introducía en el lecho real, donde podía gozar de la reina”.

Años después Buñuel representaría esta ensoñación, con otro casting, en su película Viridiana; el lugar de la reina Victoria lo ocuparía una novicia, Silvia Pinal, que es sobrina del tío, Fernando Rey, que le da el somnífero.

El abuso al que se ve sometida la mujer en la ensoñación de Buñuel resulta insoportable en siglo XXI pero, asociado a la siguiente historia, nos da pie para una interesante reflexión. 

Ya Platón nos había contado antes, en La república, una historia parecida pero con más elementos: la del anillo de Giges. Giges era un pastor que se encuentra un anillo mágico, cuando se gira el engaste hacía un lado desaparece la persona que lo lleva puesto y vuelve a aparecer en cuanto regresa el engaste a su posición original. Aprovechando la invisibilidad que gestiona según su conveniencia, Giges, que hasta antes de su hallazgo era un hombre honesto, se mete a palacio y, como en la ensoñación de Buñuel, abusade la reina, y luego mata al rey y se hace con el poder. 

Esto nos invita a considerar un aspecto ríspido de nuestra naturaleza: ¿qué serías capaz de hacer con el anillo de Giges? En el diálogo de Platón se dice que nos portamos bien porque el otro nos está mirando, porque la sociedad nos vigila;no hacemos canalladas, o no todas las que podríamos hacer si se presentara la oportunidad, por prudencia, por miedo a que nos descubran. Si tuviéramos la absoluta seguridad de que nadie puede vernos ni, por tanto, delatarnos, ¿qué seríamos capaces de hacer?



Jordi Soler 
Crédito a Milenio