Monreal: corcholata o destapador;
desplaza a Morena y a Palacio 2024
Por Carlos Ramírez
El líder senatorial Ricardo Monreal Avila estaría dando un paso muy audaz en su lucha por la candidatura presidencial de Morena para el 2024 al tratar de convertir el Senado en el espacio decisivo del partido lopezobradorista, pero siguiendo los pasos del presidente Miguel de la Madrid en 1987 cuando puso a comparecer a los precandidatos frente a un bloque de poder del PRI.
En agosto de 1987 los seis precandidatos oficiales concurrieron al edificio del PRI a presentar sus propuestas como precandidatos presidenciales en el ciclo “Los retos y las perspectivas de la nación”, aunque para esas fechas y desde la XIII asamblea de febrero de ese año, el secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Salinas de Gortari, estaba ya amarrado como el sucesor designado.
Con la habilidad de su experiencia política, Monreal pareció haber obtenido el beneplácito presidencial para que el Senado actual pudiera convertirse ahora en una especie del salón “Plutarco Elías Calles” del PRI-87, a fin de que las cuatro corcholatas oficiales para el 2024 pasaran a comparecer ante la bancada morenista en el Senado.
Sin embargo, en la coalición dominante de Morena el Senado es apenas una de las varias piezas importantes, pero en los hechos la capacidad de decisión estará en Palacio Nacional. En este sentido, los salones del Senado para las corcholatas de Morena huelen más a celada contra la precandidata preferida Claudia Sheinbaum Pardo y no el espacio político que estarían necesitando los 3+1 precandidatos morenistas para exponer sus ideas para el sexenio 2024-2030. Inclusive, no sin malicia, el propio senador Monreal dijo que la jefa de gobierno tendría agenda abierta para hablar de sus propuestas e inclusive para tratar el problema del Metro, adelantando lo que inmediatamente fue interpretado como el indicio de una celada senatorial contra la hasta ahora precandidata preferida.
El senador Monreal fue excluido durante año y medio de la lista de corcholatas presidenciales que contaba con el beneplácito del presidente López Obrador, y apenas hace una semana un furtivo boletín de Morena dando instrucciones a sus gobernadores de abrir espacios políticos estatales a los precandidatos deslizó al senador Monreal como precandidato, aunque sin ser considerado, hasta ahora, con el reconocimiento lopezobradorista de “hermano presidencial”.
En el escenario del manejo estratégico de la sucesión en Morena se tienen claros los pesos políticos de los escenarios, por lo que la presunta aceptación presidencial de usar a la bancada senatorial morenista como escenografía de confrontación de proyectos podrías tener también una derivación inesperada: darle a Monreal la condición de destapador presidencial y cederle un espacio en el manejo de la movilidad de los otros precandidatos, a sabiendas de que no sería el candidato oficial.
Apenas había recibido la presunta autorización presidencial para el uso del espacio senatorial de Morena como escenario sucesorio y Monreal ya estaba dictando nuevas reglas --a su favor, obviamente-- para la presencia de las otras corcholatas, pero con indicios muy bien entendidos y procesados en Palacio Nacional del control político del zacatecano sobre la bancada de Morena.
El otorgamiento de un espacio político a un precandidato para abrir confrontación de proyectos con los otros precandidatos estaría ya desequilibrando las ventajas, y más aún con la afirmación del senador Monreal de que los otros precandidatos se deben recibidos sin rechiflas de confrontaciones, aunque con ese lenguaje político de que se niega lo que será inevitable.
De todos modos, la posibilidad de que el senador Monreal pudiera tener alguna intervención en la gestión de la sucesión presidencial sería ser también un mensaje muy directo de Palacio Nacional para dejar en claro que en la cuarta corcholata no podría ser parte y juez, sobre todo por el impacto mediático que tendría alguna presentación senatorial de las tres corcholatas con expresiones públicas de repudio, desagrado o silencio que lastimarían el espacio político avanzado por cada una de ellas desde el destape oficial de junio del 2021.
Por lo demás, el gran destapador oficial está analizando con minuciosidad no solo movimientos de las corcholatas, sino gestos políticos que pudieran adelantar comportamientos después del 2024.