Estadios vacíos, hoteles y restaurantes sin turistas extranjeros y negocios con pocos clientes.
La decepción de quienes habían hecho grandes inversiones a la espera de un boom comercial gatillado por los Juegos Olímpicos ha sido brutal.
Es que el evento en Tokio, que fue pospuesto el año pasado por la pandemia de covid-19, se está desarrollando sin público y en una ciudad en estado de emergencia por la crisis sanitaria.
Pese a las persistentes protestas contra la celebración de los Juegos y a que de dos tercios de la población japonesa se oponen a ellos por temor a que se conviertan en un evento "superpropagador" de la pandemia, las competiciones siguen adelante.
Uno de los grandes auspiciadores del evento, la automotriz Toyota, anunció hace unos días que no utilizará avisos comerciales conectados con los Olímpicos de Tokio por la preocupación que existe en el país en relación con la pandemia.