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La complicada situación entre China y Taiwán

por Redacción
13-12-2021

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China ve a Taiwán como una provincia rebelde que se reunificará con el continente tarde o temprano.

No obstante, numerosos taiwaneses están en desacuerdo. Taiwán se ve a sí mismo como un país independiente, gobernado democráticamente, pese a que nunca ha declarado oficialmente su independencia.

La disputa entre Pekín y Taiwán amenaza con convertirse en un enfrentamiento violento con profundas implicaciones internacionales.

La isla quedó registrada por primera vez en los archivos chinos en 232 A.D., cuando China envió una fuerza expedicionaria a explorar el lugar.

Este es un hecho que Pekín cita para respaldar sus reclamos territoriales.

Después de ser colonia holandesa por un tiempo breve (1624-1661), Taiwán fue indiscutidamente administrada por la dinastía Qing de1883 a 1895.

Desde principios del siglo XVII, un importante número de migrantes empezaron a llegar a Taiwán desde China, muchos escapando de la agitación política o la penuria.

La mayoría eran chinos hoklo, procedentes de la provincia de Fujian, o chinos hakka, provenientes de Cantón. Los descendientes de estas dos olas migratorias conforman la mayor parte de la población actual.

En 1895, después de la victoria de Japón en la primera guerra sino-japonesa, el gobierno Qing no tuvo más opción que ceder Taiwán a Japón.

Pero, después de su rotunda derrota en la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo que renunciar al control de todos los territorios que había ocupado en China.

La entonces República de China, uno de los países vencedores en esa guerra, empezó a gobernar Taiwán con el consentimiento de los aliados Estados Unidos y Reino Unido.

Sin embargo, la guerra civil de China, que se había iniciado en 1927, continuó tras la II Guerra Mundial y, pocos años más tarde, las tropas del gobierno de Chiang Kai-shek fueron derrotadas por las fuerzas comunistas lideradas por Mao Zedong.

Chiang y lo que quedaba de su gobierno nacionalista del Kuomintang (KMT) se refugiaron entonces en la isla de Taiwán, en 1949, proclamando la República de China en ese territorio, defendiendo que seguían siendo su gobierno legítimo.

Este grupo de personas, al que se conoce como chinos continentales y que contaba con cerca de millón y medio de personas, dominó la política taiwanesa durante muchos años, aunque sólo representa el 14% de la población.

Tras heredar una dictadura de facto, y enfrentando la presión de la sociedad contraria al régimen y un movimiento democrático naciente, el hijo de Chiang, Chiang Ching-kuo, empezó a permitir un proceso de democratización en la isla.

El presidente Lee Teng-hui, conocido como el "padre de la democracia" en Taiwán, lideró los cambios constitucionales que llevaron a la apertura política y que eventualmente conllevaron a la elección del primer presidente no ligado al KMT, Chen Shui-bian, en el año 2000.

Después de décadas de retórica hostil, China y Taiwán empezaron a tender lazos en los años 80.

China abogó por la fórmula conocida como "un país, dos sistemas", bajo la cual Taiwán podría ejercer una autonomía significativa si aceptaba la reunificación con China.

Este sistema fue implantado en Hong Kong, en cierto modo a manera de muestra para el pueblo taiwanés.

La oferta fue rechazada por Taiwán, pero el territorio relajó las restricciones de visitas e inversiones en la China continental.

También, en 1991, proclamó el fin de la guerra con la República Popular China.

También hubo breves conversaciones entre ambas partes a través de representantes extraoficiales, aunque la insistencia de Pekín en que la República de China en Taiwán es ilegítima no permitió contacto de gobierno a gobierno.

La elección de Chen Shui-ban como presidente de Taiwán en 2000 alarmó a Pekín, pues apoyaba abiertamente la independencia.

Chen fue reelegido en 2004, lo que motivó a China a aprobar la llamada ley antisecesión en 2005, que declara el derecho de China a recurrir a "medidas no pacíficas" contra Taiwán si intentaba separarse oficialmente de China continental.

En 2008, Ma Ying-jeou fue elegido presidente. El político buscó mejorar las relaciones, particularmente a través de convenios económicos.

Ocho años después, en 2016, fue elegida Tsai Ing-wenla actual presidenta de Taiwán.

Tsai lidera el Partido Democrático Progresivo (DPP), que se inclina hacia la independencia formal de China.

Después de que Donald Trump ganara las elecciones de 2016 en Estados Unidos, Tsai conversó telefónicamente con el presidente electo, revirtiendo la política estadounidense vigente desde 1979, cuando las relaciones entre ambos países se cortaron.

A pesar de que no hay vínculos formales, EE.UU. se ha comprometido a suplir a Taiwán con armas defensivas, también resaltando que cualquier ataque de parte de China sería de "grave preocupación".

A lo largo de 2018, China elevó la presión sobre las empresas internacionales, forzándolas a incorporar a Taiwán como parte de China en sus páginas en internet.

De lo contrario China las amenazaba con frenar sus ambiciones comerciales en el gigante asiático.

Tsai fue reelegida en 2020. Para entonces, Hong Kong había atravesado meses de disturbios, con manifestantes protestando contra la creciente influencia de Pekín, una situación observada muy de cerca por Taiwán.

Ese mismo año, la entrada en vigor de una ley de seguridad nacional en Hong Kong fue ampliamente interpretada como otra señal más de que Pekín imponía cada vez más su autoridad en el territorio.

Al mismo tiempo, EE.UU. ha estado intensificando sus contactos con Taiwán y manifestando a Taipei su apoyo. El pasado septiembre, Washington envió al más alto funcionario del Departamento de Estado en visitar la isla en décadas.

Pekín criticó airadamente la reunión, advirtiendo a EE.UU. de "no enviar las señales equivocadas a los defensores de la 'independencia taiwanesa' para evitar dañar severamente las relaciones China-EE.UU."

Durante la polémica visita, China realizó una ejercicio militar con fuego real en el estrecho que separa a la isla del continente.

Este año, el gobierno del presidente Joe Biden dijo que su compromiso con Taiwán es "sólido como una roca".

En los primeros días de la administración Biden, el pasado mes de enero, Taiwán reportó una "gran incursión" de aviones de guerra chinos durante dos días. Posteriormente, el 12 de abril, el gobierno taiwanés afirmó que China había volado el mayor número de aviones militares en su zona de defensa aérea en un año.

En respuesta, el almirante estadounidense John Aquilino, director del comando Indo-Pacífico del Pentágono, advirtió que una invasión de China a Taiwán "está más cerca de lo que la mayoría de nosotros piensa".