Sorpresa y de las gordas en las elecciones regionales de Francia: la derecha ha resucitado, la izquierda aún vive y la extrema derecha de Marine Le Pen que partía como favorita se ha dejado los dientes en la pelea. Humillante resultado para Emmanuel Macron que no ha sabido organizar un partido.
Según un sondeo de Elabe para BFMTV, Los Republicanos (LR, el partido que pertenece al PPE) habría recogido el 24% de los votos, Reunión Nacional (RN, extrema derecha) el 19%, el veterano Partido Socialista (PS) un inesperado 16% que le sitúa por delante de los Ecologistas (13%). La República en Marcha (LREM), la formación presidencial, apenas superaría el 10%. Otra estimación de Ipsos confirma estos porcentajes.
Habrá que esperar que los resultados se confirmen y conviene tener en cuenta la abstención récord (66%). Pero las tendencias parecen claras: Marine Le Pen y Emmanuel Macron que encabezan las encuestas para las presidenciales van a tener que competir con un candidato de derechas... si logran ponerse de acuerdo en quién será su candidato.
BUENA SALUD DE LA DERECHA CLÁSICA
La buena salud de la derecha clásica queda confirmada por los resultados de otros barones como Laurent Wauquiez en Auvernia (44%) y Valérie Pécresse en la región parisina, Isla de Francia (36,5%). Ambos sueñan con ser candidatos a la presidencia. El problema es que el partido no quiere organizar unas primarias como establecen sus estatutos.
Incluso el empate en Provenza-Alpes-Costa Azul entre el candidato de LR, Renaud Muselier y el del RN, Thierry Mariani, sabe a victoria para la derecha clásica. El recuento sitúa a ambos entre el 33 y el 35%. Para la extrema derecha es un ridículo notorio: diez puntos menos que hace cinco años. Con todo, en siete días pueden conseguir la victoria ya que la lista de socialistas y verdes (16%) no quiere retirarse. Aquí hay pelea.
Marine Le Pen llamó a "los patriotas" a movilizarse de cara a la segunda vuelta. Se presentó como víctima de la abstención y de los medios por haber dormido a su electorado con los sondeos. Apelando al voto de protesta contra el sistema, no podía ocultar su sorpresa y desilusión. Si no consigue un electrochoque de sus partidarios su camino hacia el Elíseo se le va a poner muy cuesta arriba.