José Luis Camacho Acevedo
A finales del pasado año 2023 las llamadas pre campañas presidenciales estaban muy ausentes del ánimo de la ciudadanía.
Claudia Sheinbaum caminaba como gran favorita para aplastar a sus competidores. Ello a pesar de que ya se había producido la irrupción de Xóchitl Gálvez en el escenario sucesorio.
El dueño de la agenda nacional seguía siendo el presidente López Obrador.
Sus ocurrencias como la mega farmacia o la conversión del Tren Maya en una vía de transportación de carga, amén de la inicial perspectiva de ser una atracción turística de gran calado, eran parte de una narrativa triunfal del presidente.
Paralelamente en las conferencias mañaneras presidenciales, continuaba la estigmatización de comunicadores considerados “neoliberales” por ser críticos de muchas de las acciones tomadas por la 4T.
Tales han sido los casos de Jorge Ramos, Joaquín López Dóriga, Ciro Gómez Leyva, Anabel Hernández y varios importantes etcéteras más.
Enero y febrero siguieron siendo meses en que las campañas no prendían. Ya para entonces se había incorporado al elenco de presidenciables Jorge Álvarez Máynez postulado de manera emergente por Movimiento Ciudadano después de la controvertida declinación a esa candidatura del mandatario neoleonés Samuel García. Y las campañas, con todo y el primer debate entre candidatas y candidato, seguían sin prender.
Pero al inicio de abril y los días iniciales de mayo, las campañas se calentaron por el incremento de las acciones del crimen organizado, mismas que motivaron que los funcionares claves de la seguridad nacional en Estados Unidos, externaran su preocupación por la ineficacia del gobierno para combatirlo.
Y se han venido acumulando controversias.
La persecución a la escritora María Amparo Casar por la publicación de su libro condenatorio de la 4T, Los Puntos Sobre las Íes. El riesgo para el resultado de las elecciones presidenciales que el tribunal electoral no pueda declarar válidos los comicios en la medida en que solo cuenta con cinco de los seis magistrados que se requieren para cumplir la calificación de los comicios. El debate abierto que la Iglesia tiene con varias acciones del gobierno federal. Las agresiones a candidatos a cargos de elección popular, algunas que han llegado al asesinato de los aspirantes. Un caso relevante es la agresión sufrida por Eduardo Rivera, candidato al gobierno de Puebla por la coalición Fuerza y Corazón por México.
Y las señales de una corrupción oficial que se aparece como una hidra política a lo largo y a lo ancho del país.
Las campañas presidenciales se han calentado no por los debates entre los aspirantes o por las críticas de las izquierdas a las derechas u viceversa, sino por improntas indeseables como la violencia, la corrupción y la tentación del autoritarismo.