Quintana Roo aporta 1.6 al PIB nacional; igual que Chiapas y Oaxaca
En el mundo de la infodemia, se ha sembrado la idea de que Quintana Roo es el motor turístico de México; que aporta más de la tercera parte de este tipo de divisas que ingresan al país.
Esto se ha manejado hasta la saciedad; ha sido bandera de propaganda por los sucesivos gobernadores, que rinden pleitesía al gran turismo y se regodean de los mega moches que reciben y, por tanto, dejan de ingresar a las arcas públicas.
Hay otra cara de la moneda que nunca se menciona, que es escondida bajo la alfombra, confundida entre el humo del turismo de “clase mundial”, del cual deberíamos sentirnos orgullosos.
Ya lo hemos comentado en otras entregas: el turismo de Quintana Roo y México ya tocó fondo; hoy es una industria generadora de pobreza, depredadora del medio ambiente y la más evasiva de impuestos en México.
Un ejemplo da título a esta columna: Quintana Roo sólo aporta el 1.6% al Producto Interno Bruto nacional (PIB). Cifras del Inegi.
Este aporte es similar al de los estados más pobres del país: Oaxaca y Chiapas, que aportan 1.5 y 1.6%. También similar a dos estados turísticos: Yucatán y Guerrero.
¿Por qué, si Quintana Roo es uno de las economías más importantes del país, sólo aporta 1.6%?
¿Por qué aporta lo mismo que los dos estados supuestamente más pobres del país? ¿Y lo mismo que otros dos estados turísticos de México?
Algo no cuadra. Estos datos no están en el vocabulario del gobernador Carlos Joaquín, mucho menos en los de Borge, Félix, ni Hendricks.
ALGUNAS EXPLICACIONES:
1. Las divisas ingresan, pero con la misma se fugan al país de origen de las mega empresas o directamente a paraísos fiscales.
2. La industria del turismo es la más evasiva de impuestos. Los paquetes todo incluido apenas son la punta del iceberg: generan el impuesto en el país de origen, no en México; no dan propinas a los trabajadores: “ya están incluidas”.
3. Los gobernadores estatales reciben grandes moches de los consorcios hoteleros, a cambio de condonaciones y exenciones de muy diverso tipo, lo cual sacrifica aún más las arcas públicas estatales y nacionales. Durante la pandemia covid, el actual gobierno defendió más a las empresas que a los trabajadores.
4. La industria turística ha precarizado los salarios; en Cancún un trabajador de base gana entre 8,400 y 10 mil pesos mensuales; el mismo trabajador en España gana 60 mil pesos. Según cifras del Inegi y Exceltur.
5. Al ser una industria con nula responsabilidad social, genera pobreza y miseria junto a polos turísticos de “primer mundo”. En Cancún 504 mil habitantes viven en pobreza de moderada a extrema; representan casi el 60% de los habitantes, según estudio de la Secretaría del Bienestar.
Esto hace que Quintana Roo sólo aporte el 1.6% al PIB nacional y uno de sus polos emblemáticos, Cancún, tenga los más altos niveles de pobreza y el primer lugar en violencia y secuestros.
La corrupción de los gobernadores ha sido el caldo de cultivo, alimentado por el mundo posverdad que pregonan.
Han gobernado para servirse, no para velar por el desarrollo de Quintana Roo; ni siquiera hablan del modelo económico del turismo que ya se agotó desde hace varios años. Están en su burbuja; instalados en su zona hotelera de confort. Usted, amable lector, tiene la última palabra.