Antes de su tercer informe los profesionales del anti lopezobradorismo se radicalizaron asegurando que era ya muy sensible la baja en la popularidad del presidente.
Pero la afición salió a apoyarlo. Como aquí lo sugerimos la semana pasada:
…” sus partidarios aseguran que sigue el periodo de la consolidación con lo que no tendrán mayor problema en conservar la corona” … (ya sea para él o por interpósita persona).
Y así fue, los partidarios respondieron de acuerdo a la expectativa. Fue un evento apoteótico.
En la tradición sexenal de la política mexicana, la segunda parte del periodo es el tiempo en que el estilo personal del gobernante supremo se convierte lo mismo en decisiones de políticas públicas como en acciones de carácter electoral.
En lo que corresponde a las primeras, el presidente concluirá a nivel de sus proyectos más emblemáticos lo que humanamente pueda lograr en los siguientes tres años. Nadie está obligado a lo imposible.
En lo que se refiere al terreno electoral la acción presidencial se bifurca de la siguiente manera.
Por un lado, López Obrador tratará de lograr el pleno control de los organismos claves que le permitan una conducción política tan férrea que el aterrizaje del final de su gobierno pueda representar un nuevo despegue.
Por otro, siguiendo la liturgia de una sucesión presidencial el tabasqueño tendrá que cuidar, tanto la eficaz operación de los diferentes estamentos directivos de morena y por otro, jugar con el consagrado artificio de proteger a su delfín cubriéndolo con precandidaturas de otros actores que sean creíbles y factibles.
Si López Obrador no nos está escondiendo su prospecto; es previsible que nos está engañando con la verdad y la cantada precandidatura de Claudia Sheinbaum tratará de presentarla como resultado lógico del método de encuestas para seleccionar su candidato presidencial.
Conclusión: El Presidente tiene el apoyo popular indiscutido. Sus críticos, por más incisivos que han sido descalificando sus acciones, no le han quitado ningún espacio de poder. La afición está definitivamente entregada a la camiseta que ha seguido desde el 2006, en el que por menos de 0.05 por ciento de votos de diferencia los panistas les robaron la presidencia.
Así se escribe la historia. A Monreal no le gustan las encuestas; pero respetará la línea presidencial.
Decía el maestro Jesús Reyes Heroles, que en el debate político nunca debe quedar implícito lo que deba quedar explícito.
En las últimas semanas se han producido declaraciones críticas del senador Monreal en torno al método de encuestas que está utilizando Morena para elegir a sus candidatos. Ha dicho que no le gustan, pero ha sido cuidadoso en dejar explícito que respetará la línea.
Las decisiones de procedimiento selectivo de morena por la vía de las encuestas, método que trae como apoyo el abrumador peso de la figura presidencial, quien tampoco quiere dejar implícito ningún espacio de su estrategia y ha sido explícito en que él será el primero en respetar los resultados del procedimiento de sondeos para buscar los mejores prospectos a cargos de elección popular.
No perdamos de vista que Monreal ha sido siempre un político de respuesta eficaz.
Cuando percibe que una acción proveniente de los dirigentes de Morena encargados de temas tan sensibles como las encuestas, el político zacatecano se disciplina y antepone su carácter institucional y su compromiso con la causa suprema, la de su líder AMLO, que lo es desde que iniciaron hace varios ya la resistencia.
Todavía parece muy temprano para asumir posiciones definitivas con respecto a la sucesión presidencial 2024.
En varias encuestas de prestigiados medios de comunicación aparece como puntero el canciller Marcelo Ebrard.
Si esos sondeos influyen en la formación del criterio presidencial para elegir candidato de su partido a sucederlo, uno de sus amigos históricos, como lo es Marcelo, le estará dando una salida no solamente estratégica para su muy particular forma de ver la sucesión, sino que está vez esté respaldada por una opinión pública seria e independiente.
En México la condición de ser un partido de centro es algo que no concilia con la ideología del primer mandatario.
Sin embargo, la posición centrista puede representar el número de sufragios suficientes para definir una elección.
Una lectura del momento puede ser que a López Obrador lo estén presionando desde su círculo más cercano para manifestar sus simpatías por la jefa de gobierno.
Pese a todo, el tabasqueño mantiene en la imaginaria las precandidaturas de Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y poco a poco la de Adán Augusto López.
Misceláneas:
1. En los próximos escenarios nacionales realizaremos una evaluación de la influencia que han alcanzado los medios de comunicación como elementos de orientación social. Destaca el trabajo de EL HERALDO MEDIA GROUP el cual detallaremos en nuestras siguientes dos entregas.
2. La llegada de la variante OMICRON es una bendición social, dice el inefable Dr. Hugo López Gatell. Esperemos que esta vez su boca sea de profeta.
3. La condición de violencia que se vive en entidades como Michoacán, Guanajuato, Zacatecas, Estado de México, Sonora, está obligando al presidente a replantear sus medidas de respuesta para atender tan crítico asunto.
POR JOSÉ LUIS CAMACHO ACEVEDO
@JOSELUISCAMACHO
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