José Luis Camacho Acevedo.
Estudiando
la historia política de América Latina se identifican ciertas tendencias
comunes entre algunos mandatarios.
Una
de de esas tendencias es la conversión de mandatarios electos en caudillos.
Éstos
son producto de la guerra ideológica entre sectores oligárquicos, llámense
liberales o conservadores.
Aquí
se recuerda la tentación autoritaria de Porfirio Díaz, lo mismo a Perón en
Argentina; Getulio Vargas en Brasil; Trujillo en República Dominicana; Castro
en Cuba o Stroessner en Paraguay.
Todos
han sido ejemplos de estos ejercicios que, con la bandera del respaldo popular
y el hartazgo de la sociedad de regímenes corruptos, se perpetraron en el poder
modificando el sistema y sus leyes para gobernar cómodamente.
Rafael
Correa en Ecuador, Hugo Chávez en Venezuela, Álvaro Uribe en Colombia, Evo
Morales en Bolivia y los Kirchner en Argentina, en la historia reciente, han
mostrado esta tentación, al parecer fatal, por gobernar con reglas a modo,
incluida la Constitución y sin contrapesos reales ni un auténtico ejercicio
republicano de división de poderes.
El
presidente López Obrador está convencido que su movimiento equivale a una
cuarta transformación de la República. Ello a pesar de los recientes tropiezos
que su objetivo está enfrentando recientemente.
Pero
AMLO se sitúa en esta nueva realidad post revolucionaria sin importarle mucho las
críticas de los que llama sus adversarios neoliberales.
Ello,
como lo mencionamos en el párrafo anterior de estas notas, que a poco más de
dos años en el poder, se enfrenta a retos cruciales para su administración y
desafortunadamente su actuar y sus declaraciones han asomado esta tentación
autoritaria de eternizarse en el poder.
Ya
López Obrador amenazó con desaparecer a la Comisión Federal de Competencia
después de impugnar la constitucionalidad de la Estrategia Energética; mismo
trato recibió la Comisión Reguladora de Energía. El INE siente constantemente
los embates cuando opina sobre las mañaneras y la no intervención del gobierno
en el proceso electoral. Y recientemente la Auditoría Superior de la Federación
con sus disparatadas conclusiones y análisis someros de asuntos de la mayor
importancia política y social se pone de modo en la mira de un Ejecutivo muy
necesitado de argucias políticas para desviar la atención de los retos que
enfrenta.
Existen
dos tesis importantes sobre este comportamiento del mandatario mexicano:
Uno.
Cualquier institución, sin importar su autonomía, incluso llámese otro poder
republicano, como sucedió con la Suprema Corte o los Legisladores en el tema
energético, pueden desaparecer o ser juzgados por él y su movimiento como
traidores a la Patria.
O
Dos. Es una precaución electoral velada la de AMLO. Resultó tan absurda y poco
profesional la metodología de la Auditoria Superior y tan endebles sus
acusaciones que más pareciera que le hacen un favor especial al mandatario para
salir de su presente crisis y con ello darle el pretexto perfecto para
desestimar, a partir de esto, cualquier dato o señalamiento que este organismo
produzca y desde la comodidad de sus conferencias mañaneras asegurar que “Él
tiene otros datos” y todo el trabajo de esa institución constitucional se
nulifique.
La
tentación del autoritarismo invade hasta al demócrata más conspicuo.
Bien
dicen que de la política nadie se sale. Lo que puede ocurrir es que lo saquen.
Y
ese ya es otro asunto.
EN TIEMPO REAL.
1.- El cuestionado gobernador de
Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, fue apoyado por
gobernadores de su partido que le hacen un flaco favor por las circunstancias
tan complejas en las que se desempeñan.
Diego Sinhué Rodríguez Vallejo de
Guanajuato no puede con la delincuencia que asola a esa entidad. Javier Corral
es sencillamente impresentable en la medida en que no aclare ominosas sospechas
de que panistas fueron autores intelectuales y materiales de la periodista
Miroslava Breach, asesinada el 23 de marzo del 2017.
El único de los apoyos que recibió
Cabeza de Vaca en su aparición en la Cámara de Diputados fue el del coordinador
Juan Carlos Romero Hicks, un político de una trayectoria intachable.
2.- Adultos mayores y sus familiares
volvieron a cortar la circulación en la Avenida Central de Ecatepec, para
exigir que se aplique la vacuna china Sinovac en los módulos de vacunación que
el gobierno municipal originalmente señaló.
Este 24 de febrero estaba planeada la
apertura de tres centros de vacunación, sin embargo, se les informó que no
había vacunas en las instalaciones de la Universidad; por lo que se ofreció trasladar
a los adultos mayores al Centro Cultural Las Américas, donde sí se está
aplicando la vacuna, y ahí fue donde se originó el caso.
Se trata sin duda de un grave problema
de comunicación por parte del equipo del presidente municipal, Fernando Vilchis
3.- La militancia potosina enardeció
después de que Mario Delgado anunciara a Mónica Rangel, secretaria de Salud del
gobierno priista de Juan Manuel Carreras, y señalada por varios casos de
corrupción, como candidata a gobernadora de esta entidad.
Pero más aún después de la filtración de
supuestas candidaturas a diputación y alcaldías de forma no democráticas y por dedazo
y elección de personas ajenas al partido, denuncian la falta de piso parejo
para participar en las precandidaturas.
Ante este panorama también se dio a conocer
que ya le renunciaron dos operadores a Rangel, y que además le faltan recursos económicos
para arrancar la campaña, nada que ver ante sus adversarios Ricardo Gallardo
del Partido Verde y Octavio Pedroza de la alianza PRI, PAN y PRD que
organizaron grandes eventos para sus registros.