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Los sorprendentes beneficios para la salud (y más allá) de los pequeños rituales diarios

por Redacción
13-10-2021

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Cuando el antropólogo Bronsilaw Malinowski visitó las islas Trobriand, en Papúa Nueva Guinea, a comienzos del siglo XX, notó las elaboradas preparaciones que los pescadores hacían antes de zarpar.

Pintaban cuidadosamente sus canoas de negro, rojo y blanco, entonando hechizos mientras lo hacían. Golpeaban sus embarcaciones con palos de madera, teñían las proas de ocre rojizo y la tripulación se adornaba los brazos con conchas.

Malinowski registró la larga lista de ceremonias y rituales que los isleños llevaban a cabo antes de aventurarse en el mar abierto. Pero cuando esos pescadores navegaban en una calmada laguna cercana, no practicaban estos rituales.

Malinowski concluyó que los rituales "mágicos" realizados por los isleños eran una respuesta que los ayudaba a lidiar con el poder impredecible del océano Pacífico.

Antropólogos subsiguientes han notado que los pescadores en otras partes del mundo, como los que se dedican a la pesca profunda en el golfo frente a las costas de Texas, Estados Unidos , y pescadores de arenque en Anglia Oriental, Reino Unido, también tendían a la superstición y los rituales que los ayudaran a lidiar con la incertidumbre y los peligros de su profesión.

Pero la evidencia apunta a la existencia de los rituales mucho antes del siglo XX. Se cree que uno de los primeros ejemplos de la práctica de rituales humanos es el tallado de un pitón en una cueva en Botsuana, en el sur de África, que se remonta 70.000 años.

Se estima que miles de puntas de lanza de piedra fueron quemadas en un ritual en la cuerva, incluyendo algunas que habían sido elaboradamente talladas en una piedra roja traída de un sitio a cientos de kilómetros. Los arqueólogos que hicieron el descubrimiento creen que la destrucción de las puntas de lanzas eran parte de unos sacrificios ritualistas en homenaje al pitón.

Tal como lo definen los psicólogos, un ritual es "una secuencia predefinida de acciones simbólicas que suelen ser caracterizadas por la formalidad y repetición sin un propósito instrumental directo".

Las investigaciones han identificado tres elementos de un ritual. Primero, consiste de comportamientos que ocurren en una sucesión fija -uno después del otro- y que son tipificados por la formalidad y la repetición. Segundo, los comportamientos tienen un significado simbólico y, por último, estos comportamientos ritualizados generalmente no tienen un propósito práctico obvio.

Los rituales ocurren sorprendentemente muy frecuente en nuestro día a día. Se cree que formamos rituales basados en nuestros valores. Por ejemplo, las personas con valores cristianos bautizan a sus bebés como símbolo de un renacer espiritual.