1)  Hay mucho contacto con ella 

Ves a la mujer que te gusta a diario y hablas con ella a menudo.  Bien porque es tu amiga, tu compañera de trabajo, tu vecina o cualquier otra circunstancia. 

En este caso lo mejor que puedes hacer es averiguar si le gustas.  

Si le caes bien o mal ya lo sabes -porque eso sabe- así que sólo tienes opciones en el primer caso.  

Por ejemplo,  la podrías acompañar a hacer unas compras. Salir de compras con una mujer y hacer como que te gusta dicha actividad -en caso de que no sea así- es un pase de tribuna para una segunda cita.  

Otra cosa que puedes hacer es acercarte a ella en momentos donde haya más gente, como la copa de después del trabajo. Tan sólo asegúrate de no pronunciar las palabras “¿Quieres salir conmigo?”

2)  Hay contacto medio

Es amiga de una amiga, vive cerca y habéis compartido algún cigarro en la puerta del bar de copas del barrio; ese tipo de cosas. La ves un par de veces al mes. Algunas épocas  más, otras menos. 

En estos casos vas a tener que hacerte el encontradizo poco a poco y desplegar técnicas de seducción pasivas, al menos al principio. 

La seducción pasiva consiste en hacer cosas por ella que harías igual aunque no necesariamente estuvieras interesado  en ella. Invitar casualmente al café, ir más arreglado de lo normal, ayudar con las tareas de la oficina o -mejor todavía- con cosas que no tengan que ver con el trabajo. 

Poco a poco tu presencia será más natural para ella. Y entonces proponer una cita algo más seria, como ir a cenar, al cine o, simplemente hacer cosas juntos, será coser y cantar. 

3) Apenas hay contacto o no lo hay en absoluto 

En esta situación ella casi ni sabe que existes, pero por algún motivo tú sí que sabes de ella. Puede ir a tu clase en la universidad  o trabajar en la misma planta que tú, junto con otros ochenta operarios; o puede que la acabes de conocer en un pub. 

Bueno, en este caso es más locura que en ningún otro que le pidas salir.  Os pongo un ejemplo. 

Hace tiempo, estando en una discoteca, se me acercó una chica y me gustó. Empezamos a tontear y al cabo de un rato fui a darle un beso. Pues bien,  me hizo una cobra de tal magnitud que ni el comandante Cobra de los G.I. JOE hubiera sido capaz de semejante hazaña. 

—¿Por qué has hecho eso? Creía que te gustaba- le dije. 

—Y me gustas, pero necesito saber si esto es un rollo o qué. Yo, es que sólo quiero salir- suelta.  

—Ale, pues sal -le dije señalando la puerta de emergencia de la discoteca. 

Reconozco que fui un capullo, pero ¿qué esperaba? ¡no la conocía de nada! 

Así -o parecida-  es la respuesta que vas a obtener si andas con lo de “salir conmigo” a una desconocida.

Tampoco emplees esta fórmula si lo que quieres es tener una amante, a no ser que sea muy amiga y estéis de cachondeo. 

Frases para pedirle salir a una chica

Lo importante es que te adaptes a la personalidad de la chica. Si es bromista y alocada a lo mejor es buena idea ir por el terreno del humor. Si no tiene sentido del humor es mejor que no intentes hacerle reír.  Nueve de cada diez veces te saldrá el tiro por la culata. 

No arriesgues con extravagancias ni romanticismos. La explicación es simple: está pasado de moda. Asusta. Y si bien todavía hay mucho romantico y romántica sueltos -yo mismo- ser neutral con una persona romántica no disminuirá tus opciones. 

Por el contrario, ir con una flor y  un poema y leerlo delante de sus amistades antes de pedir salir  a una persona que odia esas cosas puede resultar una maldita hecatombe existencial. 

Lo pasarás mal tú y lo pasará mal ella. No sé, ahora mismo, determinar quién se lleva la peor parte en esta situación. Pero no es agradable. Eso seguro.

Lo mejor, siempre, es pedir las cosas de manera casual.  

“Hola, oye, tengo entradas para ir a un concierto. ¿Te apetece?”

“Hola, oye mira, me han hablado de un restaurante de sushi muy bueno y hoy he ganado un dinerillo extra. ¡Te invito a Sushi! ¿Qué me dices?