A priori, no te imaginas cómo una canción te puede hacer reflexionar sobre la falta de educación afectivo sexual en la sociedad. Pero Zahara con su canción «Merichane» y testimonios desgarradores, lo consigue. Escuchando la letra, te conmueves, te angustias y también te preocupas. Porque, y a diferencia de lo que afirma Zahara al final de su canción, con “Merichane soy yo”… la verdad es que Merichane somos todas.
Porque todas hemos vivido en mayor o menor medida, una o varias de las historias que se cuentan en esta obra musical. Son problemas y situaciones conflictivas, que vivimos las mujeres por el simple hecho de ser mujeres. De hecho, aunque no hayas vivido necesariamente todas los sucesos que ella cuenta, seguramente empatizarás con varios. O «te sonarán», porque lo han vivido mujeres cercanas a ti.
Por supuesto, la enorme carencia que sufre la sociedad de una educación sexual de calidad. Esto se puede reconocer al observar cómo todas las historias que cuenta Zahara son fruto de la falta de una correcta educación afectivo sexual, que comienza en la educación infantil, y se extiende hasta la vida adulta de las personas.
Sí, hacen faltan recursos, patrones y plataformas desde las que se pueda promover este tipo de educación. Como he dicho muchas veces, la fuente de información sexual a la que más recurren nuestros jóvenes es el porno. Este muestra actitudes misóginas y plantea una realidad en la que la mujer tiene un rol denigrante. Y esto es solo en principio. Por eso es necesario actuar, plantearse cambios y despertar en nosotras mismas esta necesidad de entender que aquello que nos pasó, o eso otro que le ocurrió a una amiga… está mal. Y entre todos, no debemos dejar que vuelva a pasar.