José Luis Camacho Acevedo
El presidente Andrés Manuel López
Obrador obtuvo carro completo en las elecciones de 2018, al ganar con más de 30
millones de votos y la gran mayoría en el Congreso Federal, en alianza con sus partidos
aliados.
Por ello para el primer
mandatario resultaba sencillo impulsar todas las iniciativas de reformas de ley
que necesitaba para abrir paso para la llamada Cuarta Transformación, sin tener
recurrir a pactos antinatura y maliciosos como lo fue el Pacto por México, una
alianza entre el PRI, PAN y PRD para aprobar las iniciativas preferentes del gobierno
del expresidente Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, especialistas en
el tema y opinologos señalaban que, al existir una oposición tan débil y
devastada, el único contrapeso del presidente López Obrado sería el tercer
poder, es decir: el Judicial.
Y es así como algunas de sus iniciativas
o decisiones se han tratado -sin mucho éxito- de paralizar, mediante amparos,
denuncias y controversias judiciales, no obstante, en dos o tres ocasiones,
finalmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha fallado a favor del
gobierno federal.
La última controversia al
respecto se da después de que el presidente López Obrador solicitará una
investigación al juez Juan Gómez Fierro, quien otorgó una suspensión
provisional contra la Reforma Eléctrica, luego de una solicitud de amparo,
tramitado por la empresa Eoliatec del Pacífico para frenar la aplicación de los
cambios a la Ley de la Industria Eléctrica.
En este sentido, el presidente
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, afirmó que los
“jueces federales del país actúan con independencia y autonomía”, y sus fallos
deben ser respetados.
Para algunos expertos en la
materia de Derecho esta solicitud es intimidatoria y va contra la autonomía del
Poder Judicial e incluso van más allá al señalar que el Ejecutivo federal
atentó contra la división de poderes al pedir que se revise la actuación del
juez Gómez Fierro, al mismo tiempo que urgieron al Poder Judicial salir en
defensa de su autonomía.
El periodista y académico,
Ricardo Raphael, escribió en su columna de opinión para Milenio que “a partir
de ahora será difícil evitar el choque entre el Ejecutivo y la inmensa mayoría
de los operadores del derecho”.
Y puntualizó que López Obrador
“desea que un Poder Judicial que asuma como propia su definición de interés
nacional. El Poder Judicial quiere un presidente que respete la independencia
de los jueces y la separación de poderes. La contradicción de los objetivos es
obvia y profetiza una batalla que solo puede ser desastrosa”.
¿En verdad será así? O Ricardo
Raphael es solo un ave de mal agüero.