Decenas de personas han muerto en menos de una semana Canadá en medio de una ola de calor sin precedentes que está batiendo récords de temperatura.
Este martes, los termómetros alcanzaron los 49,5°C en el pueblo de Lytton, ubicado en la provincia de Columbia Británica, por tercer día consecutivo.
Las consecuencias han sido nefastas: desde el viernes, la policía de la ciudad portuaria de Vancouver ha tenido que atender a más de 130 muertes repentinas. La mayoría eran ancianos o tenían problemas de salud, y el calor fue un factor determinante.
El fenómeno ha traspasado las fronteras canadienses. El noroeste de Estados Unidos también ha registrado máximos históricos y una serie de víctimas fatales.
La causa de esta ola corresponde a un "domo de calor" de aire caliente estático a alta presión (que actúa como la tapa de una olla) que se extiende desde California hasta los territorios árticos. Las temperaturas son más bajas en las zonas costeras, pero las regiones del interior tienen poco respiro.
Antes del domingo, las temperaturas en Canadá nunca habían pasado de los 45°C.
Los expertos aseguran que se espera que el cambio climático aumente la frecuencia de estos eventos extremos. Sin embargo, es complejo vincular lo que está sucediendo hoy en Canadá con el calentamiento global.
El jefe de gobierno de Columbia Británica, John Horgan, dijo que este intenso calor ha tenido "consecuencias desastrosas para las familias y las comunidades".
Solo en Vancouver, se cree que el calor ha sido un factor que contribuyó a la muerte inesperada de 65 personas desde el viernes.
"He sido oficial de policía durante 15 años y nunca había experimentado el volumen de muertes repentinas que se produjeron en un período tan corto", dijo el sargento de policía Steve Addison.
El oficial agregó que la gente llegaba a las casas de sus familiares y los "encontraba muertos".
Por su parte, la forense jefe de Columbia Británica, Lisa Lapointe, dijo que se habían reportado 100 muertes más de lo normal en el período de viernes a lunes.
Meghan Fandrich, que vive en el pueblo de Lytton, a unos 250 km al este de Vancouver, indicó que ha sido "casi imposible" salir de su casa.
"Es intolerable", señaló al periódico canadiense Globe and Mail. "Intentamos permanecer adentro tanto como sea posible. Estamos acostumbrados al calor, y es un calor seco, pero 30 grados es muy diferente a 47".