Mauricio Valdés
Desde hace muchos años me he preparado para luchar por un
País mejor, un Estado mejor y un Municipio mejor. Para enfrentar muchos,
añejos, crónicos y grandes los problemas y las necesidades de nuestro México
querido. Cada vez que se acerca el tiempo de elecciones veo quienes se
comprometen a luchar con todas sus fuerzas para mejorar nuestras condiciones de
vida, sin embargo, algo sucede cuando pasa el tiempo, hasta que volvemos a
estas épocas de procesos electorales.
Ahora se ha sumado la pandemia del Covid-19, con todas sus
adversas consecuencias. En materia económica el panorama es complicado, se
perdieron inversiones, puestos de trabajo, empresas de diversos tamaños. En
inseguridad, las cifras son desalentadoras. La pobreza se ha incrementado y las
medidas adoptadas no logran erradicarla. En el combate a la corrupción, la
impunidad se impone. Nuestras escuelas aún cerradas y la incertidumbre
cotidiana sin saber hasta cuándo volveremos a impartir la indispensable
educación.
Eso y más determina nuestra lucha contra esos problemas, que
parecen aislados, pero que constituyen un rompecabezas al que cualquier pieza
que se mueva, provoca que se mueva todo, como si se tratara de un monstruo. Un
monstruo aparentemente invencible y mayúsculo frente a nuestros esfuerzos.
Por eso vale la pena recordar las máximas de algunos
pensadores como Edmund Burke: “Lo único que se necesita para que triunfe el mal
es que los hombres buenos no hagan nada” y como Albert Einstein: “Si quieres
resultados distintos, necesitas realizar acciones distintas”.
Eso inspira y anima nuestro trabajo para la revisión
integral de nuestra Constitución Mexiquense y el marco legal vigente,
coincidiendo con el Senador Higinio Martínez promotor de esta noble iniciativa.
En unos días más iniciará el Parlamento Abierto con innumerables propuestas que
enriquecerán el contenido para esa revisión constitucional indispensable.
Como veremos, no se trata de luchar contra la pobreza,
porque considero es mejor crear condiciones para que existan más inversiones y
empleo, para aprovechar mejor nuestros recursos, que el trabajo y el marco
jurídico conduzcan al mejor reparto de la riqueza y no de la pobreza. En lugar
de luchar contra la inseguridad, es mejor luchar para generar seguridad, mejor
que luchar contra la corrupción, luchar por una educación con principios y
valores, evitando la impunidad. Las luchas negativas generan resultados
negativos y son más costosas en vidas y en dinero.
Podemos lograr una Constitución Mexiquense que establezca
los contrapesos adecuados para derrotar a ese monstruo imaginario de los
problemas en forma de rompecabezas móvil, que motive y genere cambios de 180º
al rumbo que llevamos. La respuesta está en todos nosotros. En nuestra
responsabilidad hacemos nuestra parte.